martes, 22 de julio de 2014

Apuntes para la historia del periodismo en Arequipa

PRENSA EN AREQUIPA

Guía Social Profesional Comercial e Industria de Arequipa y Mollendo
Editado por la Empresa de la Guía del Sur del Perú
1929 Año II de la publicación

ETAPA REPUBLICANA
Cayetano Sánchez

El Perú después de su emancipación, se entregó como niño a los azahares de una existencia licenciosa. Rotos los diques del gobierno colonial, las pasiones se sobrepusieron a la inteligencia y a su violento empuje cedieron los principios tutelares de la sociedad. Esto era lógico: La transición de un estado a otro tenía que producir ese resultado.

Por todas partes se levantaron caudillos que en nombre de una idea o de una pasión demandaban a los pueblos su contingente de sangre y de sacrificios. Época borrascosa y rudimentaria que no se ha estudiado y en la cual, se hallará material histórico sin explotación y en abundancia.

El general Vivanco, que ha poco esfuerzo había conseguido hacerse presidente de la República, tuvo que dejar el mullido asiento del Directorio para atender a la revolución que en Moquegua hizo el general Castilla.

Estos dos generales van a ocupar el escenario político por más de una década, y a sus nombres irá unida una serie de sucesos que formará la armazón de nuestra actualidad.

La batalla del 22 de julio de 1844, que se libro en Carmen Alto, da la medida para tallar a los dos hombres que han influido en los destinos del país.

El general Castilla mostró entonces su aventajada estrategia, colocando su ejército en posiciones superiores a las del adversario, y echando como un torrente desbordado a sus soldados, consiguió arrollar a los soldados enemigos, superiores en número. El Carmen Alto fue pues la tumba del Directorio.

Castilla subió al poder y con brazo robusto pudo cimentar la paz.

La administración pública de entonces podemos decir que era embrionaria, porque no se conocía el presupuesto, y la autoridad del jefe político era discrecional hasta en asuntos de hacienda. Los errores debían ser continuos y la marcha de los gobiernos tortuosa y llena de peligros.

A combatir la política del general Castilla vino el “Pabellón Nacional”, semanario, que escribieron el señor Ignacio Novoa y el doctor Mateo Paz Soldán. Las colecciones de este periódico han desaparecido pero generalmente se habla con entusiasmo de sus artículos de fondo y se recuerda aquella época, por los coetáneos, como la afortunada iniciación del periodismo en Arequipa.

El señor Novoa, que después fue diputado en el Congreso y Ministro de Hacienda, había hecho sus estudios en París. Conocía la literatura francesa y muestra de ello es la correcta traducción que hizo de muchas composiciones poéticas de Berenguer y Lamartine. Parece que el señor Novoa se preocupaba poco de limar sus frases, pero en medio de su natural o estudiado abandono, se encuentran destellos de magnificencia y toques de gustosa dulzura. Colaboró quizás en todos los periódicos de su tiempo y particularmente en el “Constitucional”, diario político que escribieron en Lima los señores Vigil, José Gregorio Paz Soldán y Lazo, y en la “Gaceta Judicial” fundada por los señores Atanasio Fuentes, Simeón Tejada, Toribio Pacheco, Alberdi, abogado argentino, y otras celebridades que dieron honra a la patria.

Durante la administración Peste, el señor Novoa fue a Chile de Ministro Plenipotenciario, y allí murió olvidado de todos.

El doctor Mateo Paz Soldán unió a la variedad de sus profundos conocimientos en literatura, artes y ciencias, la celebridad de sus infortunios.

El poeta Corpancho, que fue a morir en las aguas de México, dejó una breve biografía de este sabio. Ese trabajo se halla en las primeras páginas de la Geografía del Perú que publicó en señor Mariano Felipe Paz Soldán.

Tocaba a su término la administración del general Castilla, y los partidos políticos empezaban a organizarse para entrar en Campaña. El vencido en el Carmen Alto había dejado recuerdos y amigos. Con el tiempo se rehabilitaron aquellos y se disciplinaron estos.

Apareció “El Porvenir”, periódico bisemanal, proclamando a la candidatura del general Vivanco. Fueron principales colaboradores el citado señor Novoa, los doctores Andrés Martínez, Manuel Toribio Ureta, José María Pérez y otros.

Al lujo de doctrinas y de principios unía “El Porvenir” la sensatez y el buen gusto. En la mesa de su redacción descollaba el doctor Martínez. Según los más de sus contemporáneos, era profundo pensador y de poderosa concepción. Abordaba con facilidad las más elevadas cuestiones de Filosofía y de jurisprudencia, lo mismo que las de teología y de política. De estatura elevada y formas atléticas, podía con su voz atronadora irritar y contener al pueblo, mas con la riqueza de su mente contrastaba su temperamento flemático, y ésta debe ser la razón porque no dejó algo que mostrase a la posteridad la extensión prodigiosa de sus facultades.

Novoa dijo de su colaborador que era el rey del pensamiento, y el doctor Pedro José Bustamante, que hubiera rivalizado con Mirabeau en la tribuna.

El doctor Manuel Toribio Ureta, cuyo espíritu analítico se trasluce en sus “Vistas Fiscales”, gozó como abogado de una reputación colosal. Político audaz, supo dominarse en los momentos más críticos y dirigir con pulso tranquilo el timón de su barco entre las encrespadas olas. Ya entonces se revelaba al reformador que en ocasión solemne borró el año 55 de nuestra legislación, la palabra esclavitud, restituyendo al negro sus derechos personales confiscados por la inhumanidad y la codicia.

El doctor José María Pérez, que ocupó un lugar preferente en el foro arequipeño, dedicaba sin embargo no pocos momentos a las musas. Escritor galano y simpático orador, fue mas tarde diputado, ocupando después un asiento en la Corte Superior de Lima.

Otro periódico bisemanal apareció también en aquella época; se llamaba “El Lector” defendía la misma candidatura y parece que sus redactores fueron los de “El Porvenir”.

“La Escoba”, “La Tijera” y “La Balanza” surgieron en el mismo tiempo, con formatos pequeños. El primero era producción de Cipriano Cano, poeta satírico y escritor cáustico.

Hacía frente a todos “La Opinión”, órgano de la candidatura Echenique, que escribía principalmente el doctor Hipólito Sánchez.

Nada diremos del autor de “Vencer o Morir”, que le dio merecida fama por no ofender su modestia.

Los partidos llegaron entonces a su mayor efervescencia. El de Vivanco era poderoso. Se adoptaron signos para reconocerse. El botón colorado distinguía a los vivanquistas y el negro a los otros. La lucha electoral tenía algo de la inglesa que con el nombre de la rosa blanca y encarnada conquistó su lugar en la historia. Encuentros desgraciados y choques funestos ocurrían a cada instante en las calles, en las plazas y en todas partes. La candidatura de Vivanco era apoyada por el pueblo y la de Echenique por el gobierno de aquí que se exacerbase  más el odio entre uno y el otro.

La irritación de los partidos produjo la hecatombe del 25 de noviembre de 1849 y los sucesos posteriores.

El general Echenique fue proclamado presidente y pasaron en silencio los años de 1852 y 53, hasta que el 7 de enero de 1854 se levantó el pueblo y llevó su bandera victoriosa hasta los campos de la Palma. En todo este periodo sólo circulaban papeles sueltos, de circunstancias o boletines, que daban noticias de las operaciones de guerra. Los “Papeles Públicos”, que así se llamaba por el vulgo a esta clase de publicaciones, son documentos que tendrá que buscar y leer quien escriba la historia de arequipa. Ellos educaron al pueblo y lo dirigieron por el sendero que ha recorrido.

El año 55, Francisco Ibáñez funda “El Buzón”, periódico eventual y que tuvo corta vida.

El año 56, se hace otra revolución, proclamando al general Vivanco, revolución aciaga que trae el sitio de Arequipa y su sangrienta conclusión en las trincheras de San Pedro.

En esa época apareció “El Centinela del Pueblo”, escrito por el doctor Cabrera, oriundo de Bolivia, y “El Arequipeño”, por el doctor José Ciriaco Hurtado.

El pronunciamiento del “Apurimac”, a favor de la revolución, por el teniente de marina Lizardo montero, sugiere la idea de llevar la guerra a la misma capital, se organiza una expedición que se hace a bordo del barco sublevado. La expedición fracasa en el Callao y el jefe revolucionario vuelve a Arequipa. Había tenido la cruel impasibilidad de ver combatir sin cuartel a sus adeptos, desde la popa de su nave. Mientras tanto el se hallaba fuera del alcance de las balas enemigas... Con todo, sus parciales lo reciben, y entonces pronuncia en la Plaza de Armas aquel celebrado discurso que principiaba así: “Arequipeños: no os traigo los laureles de la victoria sino las lagrimas del duelo...”

El general castilla concentra sus legiones en Sachaca y se comienza aquel histórico sitio.

Nunca se ha combatido con más encarnizamiento entre hermanos. Guerrilleros arequipeños hay en los dos bandos, que riegan con su sangre, en porfiadas lidias, los alrededores de Sachaca, Tingo, Los Arrayanes y el Loreto. Desde las cuatro de la tarde se apiña la gente en las torres, en los altos de las casas y en los lugares prominentes, para espectar la riña de los guerrilleros. A veces toma tal incremento, que compromete los cuerpos de línea. Entonces los obuses de Sachaca lanzan sus bombas sobre la ciudad, que revientan en el aire o estallan contra los muros.

¡Qué tiempos, qué escenas!

Entre el fragor del combate, circulaba apenas “El Constitucional”, periódico que escribía en Sachaca el poeta Corpancho y el doctor don Pedro José Bustamante, inteligencia elevada y espíritu tan recio como austero.

Antes de ésta época y en el año anterior había aparecido en Arequipa “EL Murciélago”, censurando al gobierno y cuyos artículos chispeantes se leían con avidez. El doctor Manuel Atanasio Fuentes, que manejaba todos los estilos con facilidad admirable, siéndole familiares el verso como la prosa, tuvo grata hospitalidad entre nosotros.

Después de una lucha tan prolongada, Arequipa debía desear la quietud. Vencida y desangrada, iba a hallar en el reposo el olvido de sus desgracias.

El año 59 salió “El Municipal” órgano de esta institución, que había sido reorganizada. Los escribía el joven doctor Francisco Arizmendi.

El año de 1860 viene “La Bolsa” creación de los doctores Toribio Pacheco, Armando de la Fuente y Francisco Ibáñez.

De sus tres fundadores, el doctor Pacheco fue escritor fecundo, fácil y correcto, sostuvo sin cansancio el brillo de su pluma. Ilustró el foro con Derecho Civil y nuestra chancillería con inolvidables documentos.

En 1862, los doctores M. A. Cateriano, J. Moscoso Melgar, Justiniano Bustamante y Ernesto Novoa, fundaron “El Ferrocarril”, periódico bisemanal que duró cerca de tres años.

Por la muerte inesperada del general San Román fue llamado a la Presidencia de la República el general Juan Antonio Peste, quien provocó las iras populares con el tratado de paz celebrado en el Callao a bordo de la “Villa de Madrid” entre el general Vivanco y el almirante de la escuadra española.

Los ignominiosos artículos de dicho tratado no podían leerse con ánimo tranquilo.

Una noche de febrero de 1865, departiendo algunos amigos, rodó la conversación sobre el Tratado Vivanco – Pareja. La exaltación no tuvo límites, y los circunstantes, unidos por un solo pensamiento, acordaron hacer constar a cualquier precio, que Arequipa no suscribía tanta infamia.

Esa noche se concibió “La Guillotina” que a pocos días y en pequeño formato imprecaba al gobierno por la humillación y llamaba al pueblo para que se hiciera justicia.

El 28 de febrero a medio día contestó el pueblo a La Guillotina, fueron M. A. Cateriano, J. Moscoso Melgar, Eleodoro F. Del Prado y Daniel barrera.

La voz de Arequipa repercutió por todas partes. Vinieron entonces a engrosar las filas de la revolución numerosos partidarios, y entre ellos se distinguieron primero el doctor Pazos y después Enrique Lara y Carlos A. Salaverry. Al doctor Pazos se le dio la jefatura de la redacción del “Boletín de Guerra”.

La Guillotina cumplida su misión dejó su nombre apareciendo “El Eco Nacional”.

El ejército restaurador después de una penosa campaña, penetró triunfante en la capital el 6 de diciembre del mismo año.

Al triunfo de la restauración le siguió el 2 de mayo, cuyos rayos de gloria refulgen más sobre el negro fondo de nuestras ulteriores desventuras.

Arequipa, con su prensa, ha sido factor mas o menos directo, en  las evoluciones del Perú, teniendo su parte de gloria por las adquisiciones del derecho, conseguidas en aquellas épocas.

En la redención del esclavo y en la declaración de la inviolabilidad de la vida humana, monumentos colosales que saludarán reverentes las generaciones que vengan, Arequipa puso su contingente, empujando a sus hijos a los campos de la Palma. De allí brotó la Convención Nacional, y de la Convención Nacional, la Carta de 1856.

Cuando en 1864 se intentó reivindicar lo que en la Edad Media se llamaba derecho de conquista y que no era mas que el derecho de la fuerza, Arequipa protestó y su protesta restauradora produjo el combate de Abato y el 2 de mayo, sellos últimos de la independencia de las repúblicas sudamericanas.

DE 1890 A NUESTROS DÍAS
Juan Sagastegui

Tras la bolsa  que murió renaciendo en repetidas ocasiones, siendo uno de sus últimos directores el doctor Daniel Rossel Esteves, literato de reconocido prestigio nacional, aparecieron diversos diarios y revistas, con vida más o menos larga, pero que al pasar dejaron la siempre la huella de una enseñanza o el fustazo de una frase rebelde.

El 31 de octubre de 1890, se fundó como órgano del partido conservador de Arequipa, el diario “El Deber”, cuyo primer director fue el doctor Abraham de Vinatea.

Después apareció “La Patria”, fundada por destacados elementos de la intelectualidad de esa época. Estaba inspirada en las doctrinas de Gonzales Prada y era abiertamente radical. En ella escribieron el doctor Eleodoro M. del Prado , el doctor Francisco Gómez de la Torre, el doctor José Segundo Osorio y casi todos los que en esos buenos tiempos de la religiosa Arequipa, sentían el anhelo renovador.

Después el distinguido intelectual doctor Francisco mostajo fundó “La Revista del Sur”, que vivió largo tiempo, dejando el recuerdo simpático de todos los periódicos de lucha.

Años más tarde, como órganos del Partido Liberal y para sostener las campañas políticas de entonces, los doctores Mariano Lino Urquieta y Francisco Mostajo fundaron sucesivamente “El Ariete” y “El Zurriago”, que por su valentía y mordacidad recordaban los mejores tiempos de “El Murciélago”, que en épocas lejanas dirigiera el doctor Atanasio Fuentes, uno de los más grandes humoristas que ha tenido el Perú.

En enero de 1906, Manuel T. Arispe, el distinguido poeta don Edilberto Zegarra Ballón y sus hermanos fundaron el diario “El Pueblo”, que trayendo valioso contingente de ideas y espíritu renovador se impulsó rápidamente obligando a los otros dos diarios, “El Deber” y “La Bolsa” a desentumecerse liberándose de la rutina entorpecedora.

El Deber consiguió su objeto alcanzando rápido progreso, pero La Bolsa languideció paulatinamente y murió al poco tiempo incapacitada por la vejez de sus prensas y los imperativos de la costumbre, de sostener una lucha imposible.

En 1906 Máximo Gorbitz, fundó “La República”, de la que salieron algunos números desapareciendo por la prisión de su director.

En esa misma época, poco más o menos, el doctor Francisco Mostajo fundó “Juventud” y poco después Augusto Aguirre Morales, Alberto Ballón Landa, Zúñiga Quintana y Carlos Chirinos Pacheco, quien dirigió la primera de las revistas fundaron sucesivamente “Albores”, “Sucesos” y “Actualidades”, que tuvieron la vida efímera a que el medio arequipeño condena siempre a las revistas.

La señora Lastenia Larriva de Llona, poetisa de merecida fama que estuvo algunos años en Arequipa fundó y dirigió “Arequipa Ilustrada”, revista de gran formato, con papel satinado y numerosos grabados y fotografados. Fue simpáticamente acogida por el público, teniendo la colaboración decidida de todos los escritores de la época.

Alberto Hidaldo, muy al comienzo de su inquietante vida literaria, en compañía de César Rodríguez y de casi todos los poetas que pocos años más tarde deberían hacer dar un salto enorme a la literatura arequipeña, hasta entonces envuelta en los pañales del clasismo español, fundó “Anunciación”, semanario simpatiquísimo que encerró en sus columnas las primicias de casi todos los poetas jóvenes de la época.

Años más tarde Percy Gibson, Renato Morales, César Rodríguez, Belisario Calle y otros, muchos cuyos nombres a tiempo ya cruzaron toda América como un grito de luz, crearon la sociedad del “Aquelarre” y le dieron como órgano la revista del mismo nombre, que encerró en sus páginas el anhelo juvenil y el ansia espiritual de los que más tarde escribirían el nombre de Arequipa entre los pueblos más cultos del Perú.

En 1911, más o menos el doctor Modesto Málaga fundó “La Federación, que vivió bastante tiempo distinguiéndose por su carácter combativo y la brava rudeza de sus ataques, características marcadas de la prensa de esa época.

Años después, Aguirre Morales, como órgano del Partido Liberal que entonces en Arequipa presidía el Dr. Urquieta, fundó y dirigió “El Sur” diario cuyas tendencias revolucionarias lo hicieron simpático al público que gusta el plato fuerte del panfleto. En este periódico colaboraron todos los escritores que comulgaban con los ideales de Urquieta y de Mostajo. En él, como primer redactor, inició su carrera periodística Miguel Angel Urquieta.

Desaparecido “El Sur” y sintiéndose la necesidad de un diario con ideas renovadoras, luchador y bravo, una fuerte empresa hizo nacer “El Heraldo”, entregándolo a la talentosa dirección del escritor don Alberto Seguín. “El Heraldo” cumplió su cometido: periódico de lucha hizo frente sin vacilar a todo cuanto podía herir sus ideales. Tenía toda el alma de Seguín y Seguín era un valiente. Este diario fue clausurado en 1922 y su director, primero preso fue a morir después en el destierro.

Poco más o menos, en esa misma época, pareció “El Volcan”, revista semanal fundada por el Dr. Francisco Mostajo, el cual le impuso su sello resueltamente radical.

Poco después nació “Tipos y Tipitos”, semanario humorista, que en compañía de varios intelectuales lo fundara el Sr. Delgado Manrique.

En 1919, Alberto Hidalgo y Miguel Angel Urquieta se unieron para fundar “La Semana”, que se escribió con notable talento y buen gusto, siendo satisfactoriamente acogida por el público. Revolucionó  por completo el periodismo de revista. “La Semana” dejó de publicarse en 1924 y Miguel Angel Urquieta fue deportado a Bolivia.

En 1921, un numeroso grupo de escritores se unieron para fundar “Social”, cuya dirección fue rotativa. Esta revista inaparente para el medio, sin doctrina precisa, no pudiéndola tener por la diversidad absoluta de opiniones de sus redactores, tuvo que morir dejando la huella de un esfuerzo inútil.

En 1923 dos chiquillos alegres, pletóricos de juventud y de talento: Julio Vizcarra y J. Enrique Febres, fundaron el más risueño semanario que ha podido tener Arequipa. Se llamó “Plac Plac” y en el se derrochó alegría sana y llovieron la tomaduras de pelo hiriendo sin temor la vanidad burguesa de muchos y el espíritu arcaico de los más. “Plac Plac” vivió muy poco tiempo, se extinguió como una carcajada que no puede encontrar eco.

En esa misma época, el Dr. Benjamín Chirinos Pacheco, siguiendo las tendencias imperantes, fundó “La Patria” y poco después “La Revista Universitaria”, ambas doctrinarias y con la tendencia de llevar a la juventud por sendas nuevas.

Casi en esa misma época, muy poco después, dirigida por Benjamín chirinos Pacheco y por Alberto Guillén, apareció “La Linterna” semanario de índole absolutamente literaria que desgraciadamente tuvo la vida efímera que entre nosotros tienen necesariamente las revistas de ésta índole.

Alberto Valdivia Morón impuso la fogosidad de su carácter y la volubilidad de su temperamento a “la Tribuna”, que fue sólo una revista política sin tendencias de otra índole.

En 1923 Oscar Brain, Victor Ballón Angulo, Guillermo Bellatín y Victor Rodríguez Escobedo, dieron toda su fuerza juvenil en “Páginas Libres” que se enfrentó valientemente a todo lo constituido defendiendo ideales de verdadero vanguardismo. Clausurada por las autoridades y prohibida su publicación, sus redactores, con tenacidad digna de encomio, crearon “Páginas Tristes” de la cual no apareció sino un solo número y entonces al ser prohibida también su publicación, nació “Don Quijote”, el que por su carácter humorista y lo avanzado de sus ideas, fue suprimido causando la deportación de Brain y de su editor.

Meses después, en el mismo año de 1924, Victor Ballón Angulo, Guillermo Bellatín, Enrique Febres, Julio Vizcarra y Victor Rodríguez Escobedo, continuaron la labor de las revistas anteriores en “Fiat Lux”, marcando en ella una fuerte tendencia igualitaria. Desapareció por las mismas razones y conjuntamente con “La Semana” en julio del mismo año.

El mismo año de 1924, Mario Chávez fundó “Páginas Selectas”, de índole absolutamente literaria y que no tuvo acogida porque el público se había acostumbrado ya a la revista luchadora o humorística.

Notando la necesidad que sentía Arequipa por la revista broma, Julio Vizcarra y Enrique Febres fundaron “Las Horas”, que fueron acogidas cariñosamente por el público. Tuvo larga vida y sucesivamente  tomaron la dirección Julio Vizcarra, Benjamín Chirinos Pacheco y el Dr. Francisco Mostajo. Dejo de aparecer en 1926. Poco después de aparecer “Las Horas” un grupo intelectual compuesto por Fernández Hernani, Eladio Limaco y otros, hicieron aparecer “La Esfera” revista solamente literaria que siguió el rumbo que todas las que anteriormente aparecieran, a pesar de tener prensas propias y de haber luchado decididamente por vivir.

El 6 de enero de 1927 nació el diario “Noticias” dirigido por Luis de la Jara y compuesto por un selecto cuerpo de redacción. En la redacción de “Noticias” estaban José Medina, Enrique Febres, Olazábal y Eleazar Bustamante. “Noticias” con ideas nuevas y conceptos más precisos sobre el periodismo moderno, sacudió a la prensa local desanquilozándola y obligándola a renovarse; hizo exactamente lo que “El Pueblo” en 1905 con “El Deber” y “La Bolsa”: arrancarlos por emulación de la rutina periodística y lanzarlos a un esfuerzo necesariamente triunfador. El talento reconocido y la juventud de su director y sus redactores fueron los pilares de un brillante futuro.

Luis de la Jara estuvo mucho tiempo en Europa donde adquirió conocimientos precisos y basta preparación; después estuvo en Buenos Aires como redactor de “La Nación” y volvió a Arequipa para fundar “Noticias”, la marcó rumbos nuevos al periodismo Arequipeño.

En 1927 y 28 aparecieron “Hogar” dirigido por el señor Olazábal; “la Aldea” a cuyo frente estuvo M. Gallegos Sanz; “Melgar” dirigido por el Dr. Francisco Mostajo; “La Carcajada”, “Los Andes” y “El Golpe” fundados por un grupo de universitarios; “Cultura”, órgano de “El Ateneo” que dirige el Dr. Bravo mejía; “Escocia”, órgano cultural fundado en recuerdo a la gloriosa memoria del Dr. Hunter; “El Derecho”, órgano del Colegio de Abogados”, está publicación que aparece desde hace varios  está dirigida por el poeta Dr. Sixto Morales; “Teosofía”, revista doctrinaria de propaganda teosófica que dirige el Dr. Alejandro Benavente Alcazar.

“Rojo y Azul”, que fundaron Victor Ballón Angulo y Victor Rodríguez Escobedo, desapareció para dejar paso a “Democracia” que apareció el 4 de agosto de 1928, teniendo como director a Benjamín Chirinos Pacheco y como primer redactor a Victor Ballón Angulo.



domingo, 30 de marzo de 2014

Historia del Diario Correo: El Duo Banchero - Villarán

Luis Banchero Rossi vivió casi frenéticamente, inmerso en los negocios, imaginando transacciones, moviendo capitales, tramando y especulando. Y murió también violentamente. Fue asesinado el primer día del año 1972 en un hecho de características misteriosas a la vez que escandalosas dada la fama que tenía. Sólo después de su muerte se filtraron algunos detalles de su corta biografía pues él mismo había querido siempre que su vida privada no trascendiera al gran público que sentía gran curiosidad por conocer a fondo al magnate.

Hijo de italianos inmigrantes nació en la ciudad sureña de Tacna. Fue conocido por su carácter, ánimo, su gordura irreducible y todos lo recuerdan como el simpático “Lulo”.

Decidió estudiar ingeniería química y eligió Trujillo, al norte para hacerlo. Pero necesitaba trabajar pues los negocios de vinos paternos no eran lo suficientemente solventes como para sostenerlo. En poco tiempo se convirtió en un extraordinario vendedor de lubricantes. Sus correrías comerciales lo llevaron a Chimbote y allí descubrió el alucinante mundo de la pesquería. Primero revendía pescado adquirido en los muelles a los propios pescadores y luego se asoció para echar a andar una pequeña y vetusta fábrica de harina de pescado. Finalmente quedó como único dueño de la industria y se lanzó con todo hacia delante.

Ya no abandonó más su posición de primera fila entre los actores del “boom” pesquero. Fueron años de febril apremio por atesorar millones adquiriendo más fábricas, embarcaciones, industrias de diversos tipos, hasta llegar a imponer su voto en el exclusivo cartel de Hamburgo, allí donde el Consorcio Pesquero Peruano logró parte del manejo de los precios de la harina de pescado a nivel mundial.

En los años 60 Luis Banchero Rossi era ya uno de los hombres más ricos del país y era también conocido por su audacia en las inversiones. Con fría astucia capturaba los mejores ejecutivos ofreciendo los más altos sueldos y con la misma naturalidad los despedía si no rendían los frutos esperados. De todos aguardaba lo mismo: que dedicaran todo el tiempo y esfuerzo que el mismo ponía al servicio de los negocios. Habían sido años de trabajo durísimo; era ya tiempo de dedicarse un poco al intelecto, pues entre transacción y transacción quedaba poco tiempo para leer.

A la vez su posición predominante en el seno del mundillo de los pesqueros hacía ya necesaria asumir una posición política que defendiera los cada vez más crecientes intereses. Las posibilidades de subirse al dorado carro oficial oligárquico habían fracasado, según dicen por una malhadada balota negra en el club Nacional.

De otro lado el estado había fijado ya mirada en sus fabulosas ganancias y reclamaba mayores contribuciones. Era el tiempo –calculó- de poseer un órgano de información que, unido a sus amigos parlamentarios, formara un frente pesquero que desbaratara cualquier intento de rozar las cuentas bancarias. Pero Banchero no era un inversionista corriente, al viejo estilo, su periódico tendría que ser, imaginaba entonces,  una catapulta aniquiladora, ágil y centellante dentro del grupo de los hieráticos tradicionales.

Muy pocos saben dónde y cómo conoció al periodista Raúl Villaran Pasquel, hombre de prensa muy conocido a la par por su talento que por su fama de tumultuoso y agresivo. Villaran había obtenido grandes éxitos con el diario Última Hora, la revista Extra, el diario Expreso y otras publicaciones. De lúcida inteligencia aunque extraordinariamente apasionado y voluble a la vez que suspicaz e hipervigilante Villaran fue el hombre que Banchero necesitaba para crear el nuevo imperio que había soñado. Había encontrado un periodista que tenía más imaginación que él.

Al reunirse con el magnate, Villaran esbozó un plan impresionante. Formarían una cadena de diarios que cubrirían toda la República. Primero la conquista de las provincias, luego Lima. De un solo zarpazo aplastarían a los diarios provincianos mediante el expediente de brindar las mejores noticias a través de lo más moderno en medios de comunicación electrónica. Más tarde en Lima se lanzarían al saturado mercado periodístico con un diario que sería copia a la criolla del famoso Bild Zeitung de Alemania Federal.

Luego de una conferencia de prensa en un hotel céntrico y en la que los periodistas escucharan entre asombrados y entusiasmados el plan Villaran, el flamante director de la Empresa Periodística Nacional EPN se abocó de lleno a la tarea de construir el nuevo imperio de Banchero.

Luis Banchero dio un toque romántico a la aventura: escogió Tacna, su ciudad natal, para la aparición del primer diario. Y así en 1961 vio la luz sur. El matutino tacneño escandalizó a los conservadores lugareños por sus noticias sensacionalistas y sus grabados escandalosos. La pacatería tacneña llegó al colmo cuando el propio obispo lazó una furibunda pastoral contra el diario. Naturalmente el anatema no hizo otro efecto que aumentar las ventas.

El equipo de periodistas era de lo mejor que podía conseguirse en el “mercado”. Atraídos por la generosa planilla de EPN, los más talentosos redactores abandonaron en masa las redacciones de los diarios para integrarse a lo que sería, según los planes, el más extraordinario experimento periodístico de la historia del país. Ese equipo editó los primeros ejemplares del sur y luego se trasladó a Piura donde acometió con entusiasmo la tarea de escandalizar a los también conservadores norteños. Allí apareció Correo de Piura. Luego corrieron a fundar Correo de Arequipa haciendo palidecer a los calmosos periodistas mistianos y de allí a Huancayo para cubrir toda la zona del centro.

La red había sido tendida. Afrontaban serios problemas aún no resueltos como el de las comunicaciones y algunos equipos de impresión deficientes por ejemplo. Aunque resolvieron con brillantez otros como el de armar un singular aparato logístico que proveía de papel, grabados, repuestos, etc., a los diarios filiales. Pero las dificultades no fueron obstáculo alguno para que el dúo Villaran – Banchero decidiera por fin asaltar la plaza de Lima con el quinto correo.

El 10 de julio de 1962 los canillitas vocearon el nuevo diario en aparición que había sido precedido de una millonaria publicidad.

En lo que respecta a los efectos previstos en provincias el resultado era dudoso. La cadena no sólo había acabado con la “prensa chica” sino que había causado un efecto contrario de rebote. Luego de los primeros reveses causados por la novedad de los intrusos, los editores provincianos decidieron que era el momento de renovarse a la vez que oponerse firmemente a lo que consideraban violación de fueros sagrados, por ejemplo un latifundista, Juan Pardo Heeren, propietario de una cadena de una docena de diarios decidió defender su coto de Huancayo y Arequipa. En el norte le planteó batalla el diplomático millonario Vicente Cerro Cebrian quien modernizó los equipos de sus periódicos hasta el punto de superar las achacosas rotoplanas de Banchero.

Y en Lima el corte o estilo (fórmula lo llamaba Villaran) no tuvo el impacto imaginado. Si bien es cierto que en poco tiempo se convirtió en el periódico mejor informado de la ciudad, el público no lo acogió con entusiasmo. La combinación de tamaño mayor (estándar) con periodismo de visos sensacionalistas sólo halló como eco frialdad absoluta.

De allí sobrevino lo que sería objeto de un largo debate: o se era serio o frívolo. Banchero prefería la seriedad por razones obvias, las influencias era lo que necesitaba.

Las optimistas proyecciones económicas no se cumplieron y Banchero ajustó las clavijas a su antes generosa cuenta bancaria. Las estrellas periodísticas comenzaron a emigrar lentamente a sus trabajos originales; los gastos crecían (se dice que fueron del orden de los cincuenta millones de soles) y el flamante imperio no rendía los frutos esperados con ansiedad por el directorio de la Sociedad Nacional de Pesquería, algunos de cuyos miembros habían aportado dinero.

Finalmente Raúl Villaran rompió con Banchero, terminado así una siempre agitada sociedad en la que menudeaban los altercados y que terminaban habitualmente con una renovación de aprecio. Pero quizá hubo una riña que fue la final y Villaran abandonó la dirección de Correo.

A pesar del poco éxito económico de la empresa, Banchero podía de hecho ser considerado como un magnate de la prensa. Dominaba cinco diarios en el país y disponía así de un manejo de información que podía ser sabiamente esgrimido en cuestiones políticas. Y así lo entendieron también en altos niveles políticos, especialmente parlamentarios.

Luego de un periodo de transición en el que un periodista aprista ocupó el sillón que dejó Villaran contrataría como director al parlamentario Manuel Ramírez del Villar, quién había sido expulsado del partido Demócrata Cristiano, acusado de íntima relación con los intereses pesqueros.

Entretanto, Villaran presentaba una nueva fórmula a Banchero: Ojo un diario de la mañana de corte vespertino a sólo un sol y con el sensacionalismo que él sabía infundir. Revelando un profundo conocimiento del mercado limeño Villaran editó Ojo para la empresa y sacudió a los “grandes” hasta los cimientos: el periódico fue un éxito total en ventas. Es probable además que fuera un buen negocio pues la inversión era mínima. Y en poco tiempo Ojo se convirtió en el diario más vendido de la ciudad aunque tenía un defecto para sus propietarios. No tenía ninguna influencia ni tampoco valor como pieza en el complicado ajedrez de la estrategia pesquera.

El principal movimiento de esa partida consistía en difundir a través de los diarios –y por supuesto con mayor vehemencia en los Correo- la especie de que el sector pesquero atravesaba serias crisis y que los intereses y economía del país se verían seriamente afectados si descendía la producción de harina de pescado. La principal proveedora de divisas. La táctica había rendido frutos un par de veces. Primero la campaña a modo de colchón, luego la acción de los parlamentarios manejada a través de un auténtico “lobby” y finalmente la obtención de una ley que concedía ventajas tributarias.

Una nueva campaña se planeaba con Luis Banchero, cuando fue súbitamente despertado la madrugada del 03 de octubre de 1968 -¡los militares han tomado palacio! Tronó una voz al otro lado de la línea.


El magnate no contesto y colgó el fono. Pensativo, se dijo íntimamente: pues... Habrá que comenzar de nuevo.

Fuente:
Mito y Verdad de los Diarios de Lima
Juan Gargurevich
Editorial Gráfica Labor
Lima - 1972

viernes, 21 de marzo de 2014

Historia del Nuevo Periodismo


Maria Luisa Rodríguez.
Periodista y escritora chilena radicada en el Ecuador desde 1975. Fue editora del arte del diario Hoy y es autora del libro de relato “Tentativas de amar a un monstruo”.

“...Las criaturas de esta realidad desaforada hemos tenido que pedirle muy poco a la imaginación, porque el desafío mayor ha sido la insuficiencia de recursos convencionales para hacer creíble nuestra vida”. Gabriel García Márquez (Discurso ante la Academia del Nóbel de Suecia).

“Después de escribir la historia, tuve la sensación de que había otra historia que no había contado”. Tom Wolfe.

UN JUGUETE DESGARBADO

Su escenario fueron los locos años 60 en Estados Unidos: el llamado nuevo periodismo es contemporáneo de la explosión de mayo del 68 en París, la frustrada primavera de Praga y el “boom” de la literatura latinoamericana.

Mientras surgía el pop art, y Jhon Lennon –“más famoso que Jesucristo”- advertía: “Los de las butacas más baratas pueden aplaudir: el resto puede hacer sonar sus joyas”. Estados Unidos se embarcaba en una guerra injusta y absurda y se desvanecía la era dorada de la novela, fiesta que tuvo su máximo esplendor en los 40 ...entonces se empezó a sentir un extraño crujido en las salas de redacción...

Quizás todo empezó –quién podría asegurarlo- como un imposible reportaje que Tom Wolfe amenazaba escribir para el Esquirre. Wolfe se había sumergido en el atronador mundo de las carreras automovilísticas, pero el famoso texto no llegaba. Su editor le pidió que escribiera una carta contando todo lo que había visto, para que alguien le diera la forma adecuada. Resultado del apuro o de la inspiración, salió un reportaje excelente y extraño: lo único que se suprimió de la carta fue el “querido Bryan” con que comenzaba la historia.

“Este artículo no era por ningún concepto un relato corto”, recuerda Wolfe, “pese al empleo de escenas y de diálogo, era difícil explicar como era. Era una subasta de cosas usadas, bosquejos, retales de erudición, fragmentos de notas, breves ráfagas de sociología, apóstrofes, epítetos, lamentos, cháchara...”

“Y era el descubrimiento de que en un artículo se podía recurrir a cualquier artificio literario, desde los tradicionales dialoguismos del ensayo hasta el monólogo interior, y emplear muchos géneros diferentes simultáneamente... para provocar al lector intelectual y emotivamente...”

UN NUEVO REALISMO

Luego de que en los años 50, la generación beat –con Elvis Presley gritando “All right mama” antes de ser domesticado, y James Dean de cuero negro y en moto listo para el suicidio-, la década de los 60 presenciaba el escandaloso aparecimiento de los hippies. La generación de las flores surgía en medio del malestar de la abundancia, Vietnam era una guerra en proceso de convertirse en síndrome. Y frente al sueño americano que amenazaba con desbordarse como un pastel rancio, surge una contracultura que tiene su expresión en los guettos marginales, en el rock y en la prensa underground.

La agitación no era sólo política. Uno de los auténticos “peligros” de los años 60 fue su revuelta estética. Junto al lenguaje alucinado del pop y el asombroso espectáculo de las nuevas multitudes proclamando “haz el amor y no la guerra” se produce una agitación artística en la comunicación, cuya primera plana fueron Ex Reed, Terry Southern, Nicholas Tomalín, Barbara Goldsmith, Joe McGinnis, Robert Cristgau, John Gregory Dunne, Norman Mailer, Truman Capote y Tom Wolfe.

Años después el movimiento había pasado desapercibido para el planeta, salvo la proliferación –que pronto se institucionalizaría casi hasta el congelamiento- de un nuevo lenguaje. Una ruptura parcial con los códigos periodísticos establecidos. Salvo en nuestras rezagadas costas, una sorpresa superada.

El nuevo periodismo no sólo quería romper con la solemne verticalidad del lenguaje de una prensa que lo había heredado todo de los caballeros ilustrados y victorianos del siglo XIX. “El nuevo periodismo abarcaba el elemento de ficción inevitable de toda narración, negando el uso del lugar común como contraseña y recurso válido” para este oficio urgente.

Los “nuevos periodistas” trabajaron sondeando las superficies. Era un nuevo realismo, a veces una especie de hiperrealismo literario. Y un esteticismo lúcido, descuidado y veloz. Se escribía en medio del torbellino.

NOVELA DE NO FICCIÓN Y PERIODISMO DE FICCIÓN

“los Ejércitos de la Noche”, de Norman Mailer, “The Electric Kool-aid Acid Test” de Tom Wolfe, “A Sangre Fría” de Truman Capote, son consideradas las cumbres del nuevo género, aunque Mailer y Capote son más bien novelistas que merodearon en los terrenos de la no-ficción. En la tierra de la realidad tal cual, donde el periodismo se cruza con la literatura.

Truman Capote se pasó cinco años reconstruyendo la historia real de un crimen, Mailer describe las marchas sobre el pentágono, un sentimiento de furor sobre el mapa noticioso de esa década convulsa. Wolfe escribe sobre una comunidad de hermosos drogadictos en la margen ambigua del futuro” no sólo describen la escena son parte de ella.

Por cierto llovieron las críticas: “...ofrecían listas de errores de mi artículo sobre The New Yorker, listas maravillosas, fantásticas y desconcertantes como la factura de una operación de cirugía estética, a través de las cuales concluían que ahí estaba ese abominable nuevo género –escribe Wolfe- esa forma bastarda, ese paraperiodismo” se combatía en la margen ambigua del futuro...

EL PERIÓDICO TÓTEM
“Y ese mismo día, un periódico que todavía se llama L’Humanité, denunciaba a Daniel Cohn Bendit, judío alemán, intruso extranjero metido en casa ajena” Julio Cortazar (Último Round).

Pero el sistema demostró su conocida capacidad de digerir lo indigerible, lanzó a los mercados mundiales el hippie look, el guerrillero look, y una vez pasada la euforia y perdida la guerra, las feministas vuelven al hogar de la doble jornada y el trabajo invisible, los rebeldes se cortan el pelo y se desintoxican si pueden o cambian el asfalto de la protesta por un sembrío de zanahorias. El  periodismo recupera la cordura y Norteamérica se prepara para sus próximas décadas de hegemonía mundial.

“La mayoría silenciosa y la represión presionaron fuerte para que este delirio underground saliera del centro del sueño público...”

Habría que agregar que no se puede vivir permanentemente en la ruptura. Que toda ruptura termina por convertirse en tradición.

Pero, se había cuestionado a un periodismo oficial, establecido a nivel de tribunas omniscientes –las editoriales- y de semi-verdades congeladas -las noticias- para ejercer la palabra con la libertad de un nuevo estilo de narración eminentemente subjetivo y creativo.

EL PERIÓDICO DE AYER
“Los lectores se aburrían hasta las lágrimas sin comprender por qué. Cuando se topaban con ese tono beige pálido, todo empezaba a señalarles que ahí estaba otra vez ese palmazo familiar, el “periodista”, una mente pedestre, un espíritu flemático, una personalidad apagada, y no había forma de desembarazarse de esa rutina desvaída como no fuera abandonar la lectura... La voz del periodista medio tenía que ser como la voz del locutor medio, un ronroneo, un zumbido...”

Tom Wolfe tiene la deferencia, o el optimismo, de poner esta crítica en pasado. Cuando dos décadas después, ese fondo neutral, con pequeños toques de color, sigue siendo la norma.

Y Wolfe se defiende a sí mismo como un ex-periodista tótem:

“El periódico tótem es aquel que la gente compra no para leerlo, sino para tenerlo físicamente. Y tienen el periódico para una mirada rápida pero total. El punto de vista es el pastel de mamá”.

Declarando la muerte irremediable de la gran novela norteamericana, sepultada bajo varias toneladas de flores psicodélicas, papel de diario y otras formas de la no ficción, Wolfe llega a la conclusión de que los adelantados del nuevo género tenían “todos” los años 60 locos, obscenos, empapados de drogas, rezumantes de concupiscencia, para ellos solos”. “¡Que los periodistas les arrebataran la técnica a los novelistas!”.

Y la fuerza de comunicación emotiva, de absorber al lector, de realidad debía derivar de cuatro procedimientos básicos:

  1. La construcción escena por escena del relato recurriendo lo menos posible a la narración histórica.
  2. El registro del diálogo en su totalidad.
  3. El punto de vista en tercera persona. La presentación de cada escena a través de un personaje en particular.
  4. Narrar el entorno de los personajes. “Los gestos, hábitos, mobiliario, ropa, estilos, detalles simbólicos del estatus, del esquema de bienes y comportamientos a través de los cuales las personas expresan su posición en el mundo”.

Y QUE LAS ESCENAS TENGAN LUGAR DELANTE DE TUS PROPIOS OJOS
Nicholas Tomalín comienza así su reportaje “El general sale a exterminar a Charlie Cong”. “El pasado viernes después de un almuerzo ligero el general James F. Hollingswort, del Halcón Rojo despegó en su helicóptero y mató a más vietnamitas que todas las tropas a su mando”.

Por su parte Red Rex autor de ¿Duerme Usted Desnuda? Hace otra cosa con la entrevista:

“Ella está ahí de pie, sin ayuda de filtros contra una habitación que se derrite bajo el calor de sofás anaranjados, paredes color lavanda y silla de estrella de cine a rayas crema y menta, perdida en medio de ese hotel de cupidos y cúpulas con tatos dorados como un pastel de cumpleaños, que se llama Ragency. Una lluvia helada golpea las ventanas y acribilla Park Avenue mientras Ava Gardner anda majestuosamente en su rosada jaula leche malta cual elegante leopardo”.

“Tu problema principal –dice Wolfe- es sencillamente que consigas permanecer con la persona sobre la que vas a escribir el tiempo suficiente para que las escenas tengan lugar delante de tus propios  ojos”.

“El problema principal radica en tomar contacto con completos desconocidos, meterse en sus vidas de alguna manera, hacer preguntas a las que no tengas derecho natural a esperar respuesta, pretender ver cosas que tú no tienes por qué ver, etc.”

Además, propone el vértigo de una escritura “con volumen”. Un texto cargado de interjecciones, puntos suspensivos, guiones, interrogaciones, una puntuación insólita, dislocada, gestual. Por lo menos resultaba inevitable detenerse ante un artículo titulado por ejemplo: “Ahí viene (¡Vruuuum! ¡Vruuuum!) ese embellecido cochecito aerodinámico (¡Rahghhhh!) fluorescente (Tphhhhh) doblando la curva (Brummmmmmm)”. O frente a una frase con una serie de :::::: en la mitad.

Los títulos son sus armas de doble calibre, llaman a Gary Grant “El amante de la burguesía”, a Cassius Clay “La boca maravillosa” a Kennedy “Superman en el supermercado” (Norman Mailer). En medio de esta serie de títulos góticos reluce el de un célebre (en su momento) equipo escritor-reportero Gary Wills y David Demaris: “Todos me conocen: ¡soy Jack Ruby!”.

Un  oscuro antecesor es un reportero mal pagado llamado Jim Breslin “trabajaba como un energúmeno. Al entrar en ignición (producto del vapor de suficiente cantidad de cigarrillos y café) comenzaba a teclear” escribía sobre la mafia de Nueva York en vivo y en directo”.

La mañana no estaba nada mal, el patrón Tony Provenzano, que es uno de los capos de la Unión de camioneros, recorría arriba y abajo el pasillo que da paso a este Tribunal de Newark, con una pequeña sonrisa en el rostro mientras sacudía por todas partes la ceniza de una boquilla blanca”.

“-Hace un día estupendo para pescar- decía Provenzano – Tendríamos que salir y hacernos con unas truchas”.

“Luego separó las piernas para abordar a un tipo gordo que se llamaba Jack, que vestía un traje gris. Tony sacó la mano izquierda como si lanzara un anzuelo sobre ese Jack. El diamante que Tony llevaba en el meñique centelleó a la luz que entraba por las altas ventanas del pasillo, luego Tony se ladeó y le pego a Jack una palmada en el hombro con la mano derecha.

“-siempre en el hombro- rió una de los individuos que estaba en el pasillo. Tony siempre sacude a Jack en el hombro”.

Madia hora después, el juez lo condena a siete años de prisión y Provenzano comienza a retorcer el anillo en el dedo meñique. Al final, Breslin enfoca en una cafetería al fiscal merendando escalopa y ensalada de frutas. “No llevaba nada que brillase en la mano. El tipo que ha hundido a Tony no tiene una anillo de diamante en el meñique”.

Muy norteamericano, en verdad. Una narración con aire de thriller, con buenos y malos, y suspenso, Breslin como Wolfe, que utiliza la secuencia y la caligrafía de las tiras cómicas (bruuuummm), manifiesta un contacto natural con los géneros “menores” de la literatura.

REALISMO MÁGICO. REALISMO UTÓPICO

En América Latina, el realismo mágico sigue siendo la clave para descifrarnos. Gabriel García Márquez, Julio Cortazar, Eduardo Galeano, José Donoso, Juan Rulfo, Jorge Amado, Carlos Fuentes, han escrito a partir de la magia con la que convivimos sin sorprendernos ni comprenderla...

En el reportaje de la Marquesita de la Sierpe, escrito en 1954 por Gabriel García Márquez, aparece por primera vez esa figura matriarcal, dulce, feroz y tenaz que es a la vez Úrsula Iguarán, la Mamá Grande, la Abuela Desalmada, etc.

La Marquesa de la Sierpe es dueña de un territorio que tiene como límite “una orilla donde se acaba el mundo y está custodiada por un toro negro con pezuñas y cuernos de oro”. Personaje real e irreal a la vez, esta mujer que García Márquez no necesitó inventar, “era una especie de gran mamá de quienes le servían en la Sierpe”, y “su ganado era tanto que duraba pasando más de nueve días”.

En esos personajes que García Márquez realizó entre 1954 y 1955 para El Espectador de Bogotá, se pasean los personajes de sueño e infortunio que después aparecen en sus relatos. Y se mezclan desprejuiciadamente con el Papa en Castelnovo, Sofía Loren y Gina Lollobrigida.

Y después de todo ¿quién se extraña de que alguien vuele sobre el Caribe o sobre el dulce y seco valle de Chota?.

En la sierra ecuatoriana, un hombre inventa un carro con instrumentos de trapiche, lo saca en hombros hasta la carretera y semanas después descubre Quito. Un comerciante se declara aprendiz de brujo y agrega tranquilamente que ha visto al diablo  y que “tiene una especie de cachitos”. Un esmeraldeño “coge la pisada” de un enemigo en la arena y éste muere.(Reportajes aparecidos en la Revista Nueva entre 1978 y 1983). Locura, tradición, poesía, cosmovisión mítica, todo se junta en los testimonios de una cultura indígena y mestiza que mantiene y sincretiza sus valores en el Ecuador post-moderno...

Como dice Julio Cortazar, “la locura merece ser elogiada cuando la razón, esa razón que tanto enorgullece a occidente, se rompe los dientes contra una realidad que no se deja ni se dejará jamás atrapar por las frías armas de la lógica, la ciencia pura y la tecnología”.

Así, el realismo mágico desemboca en una suerte de realismo utópico, que se afirma en la contradicción y rescata la posibilidad de la utopía, la locura de tender a un mundo donde Sueño y Razón no se devoren...

Veinte años después de que los estudiantes escribieron en los muros “seamos realistas, pidamos lo imposible”, el periodismo, como todo lo que concierne al lenguaje en América Latina, debería seguir siendo una fecunda interrogación. Aunque Zavalita el personaje central en “Conversación en la Catedral” de Mario Vargas Llosa, afirma: “el periodismo no es una vocación, sino una frustración. Una amable advertencia para quienes escriben en esa tierra de nadie que hay en la frontera entre el periodismo y la literatura.

Eduardo Galeano afirma, en una conversación en Quito: “trato de situarme en ninguna frontera. De encontrar un espacio sin fronteras, o ser capaz de fundarlo... No creo en las fronteras, ni en las fronteras entre los países, ni las fronteras que las culturas artificialmente dibujan entre el alma y el cuerpo, o entre la vida pública y la vida íntima, o entre el lenguaje oral y el lenguaje escrito. O entre los géneros literarios que tienen guardias aduaneros a cargo de críticos y profesores, que son los que se encargan de decir hasta aquí llega el territorio de la poesía y aquí empieza el del ensayo, y aquí termina la novela...”

“-O hasta aquí llega el periodismo...-“

“El periodista siempre fue despreciado, como una especie de bajo fondo de la literatura”.

“El propio periodista se autodesprecia. Yo pienso que es por comodidad, se autodesprecia porque así no tiene que escribir bien... Hay clases sociales en la literatura digamos”.

“-¿Es una clase social más obediente?-“

“Pero también los escritores de temas políticos, económicos, históricos, sienten que tienen como una especie de póliza  contratada, que les permite escribir mal y ser aburridísimos, porque eso no es literatura... Es no ficción, para usar esta cosa horrible. Pero ¿dónde acaba la frontera, entre la ficción y la no ficción?. La realidad delira de modo tan loco, es la mejor poeta de sí misma, quizás nadie pueda construir ficciones tan locas como la realidad...”

Y con respecto a la presencia en América Latina, de un nuevo periodismo menos cómodo y experimental, Galeano concluye: “Si yo creo que las cosas más interesantes se están haciendo en esas áreas, que no son las visitadas por los críticos”.

Mientras tanto, cuando el periodismo (nuestro “cómodo” periodismo de todos los días) se aproxima a la ficción, cuando abarca el elemento ficticio que hay en toda narración, es cuando más se acerca a la múltiple e incesante realidad. Al tratar simultáneamente de dar cuenta de varios planos y al romper el cliché (que nos permite “entendernos” tan rápido) encuentra una aproximación decisiva en esa distancia agotadora que existe “entre las imágenes y las cosas, entre las palabras y las cosas”.

Después de todo el cine ya lo hizo. Cualquier espectador de Kung-Fu para no hablar de los habitués de Glauber Rocha, Carlos Saura, Fessbinder o Herzog, lee correctamente un flash-back, un travelling sobre el tiempo y sabe que una historia se puede contar tranquilamente con el comienzo al final y viceversa.

“Quijote y Sancho son los primeros personajes literarios que se saben escritos mientras viven las aventuras que están siendo escritas sobre ellos. Colón en tierra nueva, Copérnico en los nuevos cielos, no operan una revolución más asombrosa que ésta de don Quijote al saberse escrito, personaje de un libro titulado “El Ingenioso Hidalgo Don Quijote de la Mancha”. (Carlos Fuentes. Discurso al recibir el premio Cervantes, abril de 1988).

En Ecuador en los últimos años sucede un hecho monumental: se multiplican geométricamente (cual espiral inflacionaria) los lectores de periódicos. Un nuevo medio -el diario Hoy- surge sobre un periodismo tradicional y desafiado por los medios audiovisuales, amenazado de muerte por aburrimiento en “virtud” de un lenguaje anquilosado. “La locura de don Quijote -nos recuerda aún Fuentes– y de su descendencia es una santa locura: la locura de la lectura. Su biblioteca de caballería es su refugio inicial”.

Quizás fue la novela nuestro refugio inicial. En los años 70 el boom de la literatura latinoamericana estableció nuestro derecho a la palabra. Por primera vez, América Latina es escuchada, leída, con verdadero respeto. El nuevo mundo tenía nuevas cosas que decir. Y formas nuevas de decirlas.

“¿Quién me manda a viajar con locos? Es la primera línea de “Al empalme, ñaño loco” de Pablo Cuvi “todo era cuestión de decirle que no al loco Ramírez, pero con esos ojos de perro apaleado que me puso (dos divorcios al hilo y una futura madre buscándole a sol y a sombra) ni como negarse. Al loco le había conocido en Quevedo, allá por los años 70, cuando supuestamente organizaba programas musicales de radio y parrandas ambulantes. Él mismo se definía como una fiera para una hembra y un sablazo y un inútil para todo lo demás. Años después logró detectarme en Quito y cada cuando me aliviaba de unas . Pero ayer me andaba rondando a nombre de Jueves Santo. Para eludirlo, le informé escuetamente que me iba a la costa por el páramo de Millín. Grandioso error. ¡Llévame ñaño! Respondió ipso ipso, “por esos páramos estoy salvado”.

Francisco Febres Cordero (que se delara fracasado en el Periodismo también actúa de personaje en sus textos. Sus entrevistas rompen con toda la formalidad del periodismo ecuatoriano. Instalan la duda en un territorio pavimentado de verdades fijas –“pocas ideas, pero fijas”- de las eternas afirmaciones estereotipadas acerca de la pintura, por ejemplo:

“como que el lápiz a (Jaime) Zapana le está hirviendo en la mano. Le está picando en las yemas de los dedos. Como que le molesta que las formas sean tan formales. Como que de su gran dominio de la línea va a pasar al desdibujo. ¿Cómo?. Yo qué sé pues”.

“Y Jaime Zapana me dice que no sabe hablar. Que sabe pintar. Y yo le digo, cortesísimo, que no se preocupe, que yo tampoco sé hablar. Entonces esta entrevista se  quedo muda, porque ninguno de los dos daba su brazo a torcer. Y así transcurrieron aproximadamente tres horas, en que nos entendimos por señas. Que no las reproduzco ahora, porque yo al contrario que él, no sé pintar. Pero en cambio sé andar en bicicleta, actividad que lamentablemente, para fines periodísticos no sirve para nada”.

“Hasta que en determinado momento le dije que ya no fregara y se pusiera a contar cosas. Y él me contó estas con la condición de que luego las pusiera en castizo, sin hacerle quedar como inlocuaz”.

“Retrotraigamos en tiempo en dos años y medio aproximadamente. Fue entonces cuando hice en esta misma sala, mi última exposición. De aquel periodo a éste han ocurrido cosas importantes en mi vida... La angustia de pintar me ha atormentado más. Casi hasta la desesperación. He estado buscando cosas nuevas, y más que eso, un camino, una temática, una forma de expresión. Todo lo cual es muy, muy tortuoso (él dijo jodido, pero yo, cumpliendo con la misión que me encomendó traduzco la palabreja)”.

“Estaba metido en la corriente del realismo puro (él dijo que andaba metido en la onda), pero me volqué a crear un mundo más libre, más arbitrario (de acelere dijo)”.

Es verdad que hay otros jóvenes periodistas que se leen con gusto (Javier Ponce y Carla Dávalos, por ejemplo), pero F. Febres Cordero y Cuvi tienen asegurado el estrellato de la “incomodidad” (Galeno Dixit) periodística.

“La fotografía, según un lugar común que no quisiera pasar por alto (de una señora llamada Susan Sontang) es un artefacto”, dice Pablo Cuvi. Pero decir que la cámara no miente, es la mentira más cerdosa del mundo”.

“Basta ver las postales turísticas o los retratos a contraluz de las damas que tienen los segundos contados...”

“La magia del encanto de la fotografía, radica en el encuentro deliberado entre esos dos campos. Cualquier foto, por mala que sea, no es un reflejo objetivo de la realidad, sino una interpretación. Es mejor asumirla así de entrada y no de salida. Y toda palabra es también una interpretación de la realidad. Hay un abismo que nunca se acaba de salvar entre las palabras y las cosas, entre las imágenes y las cosas. Cualquier texto verbal o escrito es una recreación, que se mueve en ese terreno ambiguo, entre lo que llamamos ficción o literatura”.

“-¿Tú llamarías a eso periodismo-ficción, por ejemplo?-...”

“Todo es periodismo ficción, si vamos por eso: como dicen los textos de semántica, las palabras sirven para mentir”. Y la mentira es mucho más escandalosa cuando viene acompañada de número y fotos. El periodismo y los juicios penales no se mueven entre la verdad y la mentira, sino en el terreno de la verosimilitud...”

“Frente a un periodismo que se definía como objetivo y prohibía la inmersión descarada del periodista en el texto, el Nuevo Periodismo utiliza la primera persona y una serie de recursos narrativos desarrollados por la literatura. Pero como todo, el momento en el que se convierte en moda, se vuelve bastante insoportable”.

“-¿Entonces tú tendrías que volver a escribir objetivamente?-“

“No hay para qué retroceder. Lo que yo pienso es que ya en el Ecuador las primeras personas nos comienzan a agobiar”.

“-¿Tú también estas cansado de tu primera persona?-“.

“Yo también estoy cansado de mi primera persona” (fin de la entrevista).

Queda todavía media carilla en este alegato por una prensa nueva... Que en el fondo no sea quizás más que un alegato por espacio en nombre de los nuevos escritores. Espacio laboral, espacio de expresión, sentimiento de desafío frente a un medio de comunicación tan vital como la prensa...

Un desarrollo del reportaje en el Ecuador es una viaje limitado, que significa ver y verse. Por ahí pasa la célebre apelación a la identidad, a la recuperación de un “nosotros” sin complejos.

Pero como dice Francisco Febres Cordero el “pájaro”:

“El lenguaje intelectual es tan distinto del lenguaje cotidiano. Por eso yo siempre he hecho pendejadas en la vida”.

“Le dan el premio Nóbel a William Golding, el autor de “El señor de las moscas”. Y yo escribí: “Para quienes hemos seguido de cerca la literatura inglesa, no es una sorpresa este premio que ha concedido la Academia Sueca a Golding. Y detallaba los aquilatados méritos del autor. Hice una cosa absolutamente erudita. Y al final dije: “A los que hemos seguido de cerca la literatura inglesa, no nos sorprende este premio, por que yo no tengo idea quien sea William Golding, y todo esto lo saque de las solapas”.

CONCLUSIONES

LA GOLONDRINA EN EL MOTOR

Pasado el furor del estilo de los Estados Unidos de la década del 60, el nuevo periodismo es una onda que se propaga lentamente. Y que “empata” con el surgimiento de una literatura latinoamericana que rompió los espacios compartimentados del costumbrismo, la academia y el saber oficial, y se instaló en la conciencia colectiva con la fuerza traumatizante de la telenovela y el fútbol...

La conexión se produce entre las nuevas generaciones de escritores marcados por el lenguaje de “exploración” de los autores del boom, a partir, de una revaloración de lo testimonial y lo coloquial. Es también la afirmación de un margen que expande el universo: la marginalidad de un “territorio poco visitado por la crítica”. Como dice Galeano, define un espacio donde la libertad comienza por una actitud más o menos esnob y termina siendo una interrogación necesaria.

Pero el nuevo periodismo no pretende abarcarlo todo, ni tomarse todo el espacio. Antitotalitario por esencia, solo aspira a expresar nuevas cosas de nuevas maneras. Con eso tiene bastante. La búsqueda de un decir en concordancia con la dicho. La necesidad de dar cuenta de lo simultáneo, multiforme, vertiginoso, complejo o absurdo de la realidad.

La toma de este derecho de expresión, propicia, por cierto, otros derechos. Y el derecho de los otros. Es el planteamiento de una prensa viva, con múltiples voces, donde el individuo no naufrague en la masa indiferenciada y obediente de una forma neutral, apta para el consumo inmediato. No niega esa forma, la sabe de alguna manera, necesaria. El “nuevo periodista” –sí existe- es solamente la golondrina en el motor.

REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS

  1. Michael Jonson. “El nuevo periodismo”.
  2. Gabriel García Márquez. “Crónicas y reportajes”
  3. Julio Cortazar. “Argentina, años de alambradas culturales”.
  4. Julio Cortazar. “Último round”.
  5. Pablo Cuvi. “Al empalme, ñaño loco”. Revista Diners Nº 59.
  6. Tom Wolfe. “El nuevo periodismo”. Editorial Anagrama.
  7. Francisco Febres Cordero. Diario Hoy. Noviembre de 1983.
  8. María Luisa Rodríguez. “En la costa del pájaro febres”. Diario Hoy. 31 de octubre de 1987.
  9. María Luisa Rodríguez. “Pablo Cuvi con los minutos contados”. Diario Hoy, 16 de julio de 1988.
  10. María Luisa Rodríguez Eduardo Galeano. “la gente me regala historias”. 17 de agosto de 1988.