domingo, 30 de marzo de 2014

Historia del Diario Correo: El Duo Banchero - Villarán

Luis Banchero Rossi vivió casi frenéticamente, inmerso en los negocios, imaginando transacciones, moviendo capitales, tramando y especulando. Y murió también violentamente. Fue asesinado el primer día del año 1972 en un hecho de características misteriosas a la vez que escandalosas dada la fama que tenía. Sólo después de su muerte se filtraron algunos detalles de su corta biografía pues él mismo había querido siempre que su vida privada no trascendiera al gran público que sentía gran curiosidad por conocer a fondo al magnate.

Hijo de italianos inmigrantes nació en la ciudad sureña de Tacna. Fue conocido por su carácter, ánimo, su gordura irreducible y todos lo recuerdan como el simpático “Lulo”.

Decidió estudiar ingeniería química y eligió Trujillo, al norte para hacerlo. Pero necesitaba trabajar pues los negocios de vinos paternos no eran lo suficientemente solventes como para sostenerlo. En poco tiempo se convirtió en un extraordinario vendedor de lubricantes. Sus correrías comerciales lo llevaron a Chimbote y allí descubrió el alucinante mundo de la pesquería. Primero revendía pescado adquirido en los muelles a los propios pescadores y luego se asoció para echar a andar una pequeña y vetusta fábrica de harina de pescado. Finalmente quedó como único dueño de la industria y se lanzó con todo hacia delante.

Ya no abandonó más su posición de primera fila entre los actores del “boom” pesquero. Fueron años de febril apremio por atesorar millones adquiriendo más fábricas, embarcaciones, industrias de diversos tipos, hasta llegar a imponer su voto en el exclusivo cartel de Hamburgo, allí donde el Consorcio Pesquero Peruano logró parte del manejo de los precios de la harina de pescado a nivel mundial.

En los años 60 Luis Banchero Rossi era ya uno de los hombres más ricos del país y era también conocido por su audacia en las inversiones. Con fría astucia capturaba los mejores ejecutivos ofreciendo los más altos sueldos y con la misma naturalidad los despedía si no rendían los frutos esperados. De todos aguardaba lo mismo: que dedicaran todo el tiempo y esfuerzo que el mismo ponía al servicio de los negocios. Habían sido años de trabajo durísimo; era ya tiempo de dedicarse un poco al intelecto, pues entre transacción y transacción quedaba poco tiempo para leer.

A la vez su posición predominante en el seno del mundillo de los pesqueros hacía ya necesaria asumir una posición política que defendiera los cada vez más crecientes intereses. Las posibilidades de subirse al dorado carro oficial oligárquico habían fracasado, según dicen por una malhadada balota negra en el club Nacional.

De otro lado el estado había fijado ya mirada en sus fabulosas ganancias y reclamaba mayores contribuciones. Era el tiempo –calculó- de poseer un órgano de información que, unido a sus amigos parlamentarios, formara un frente pesquero que desbaratara cualquier intento de rozar las cuentas bancarias. Pero Banchero no era un inversionista corriente, al viejo estilo, su periódico tendría que ser, imaginaba entonces,  una catapulta aniquiladora, ágil y centellante dentro del grupo de los hieráticos tradicionales.

Muy pocos saben dónde y cómo conoció al periodista Raúl Villaran Pasquel, hombre de prensa muy conocido a la par por su talento que por su fama de tumultuoso y agresivo. Villaran había obtenido grandes éxitos con el diario Última Hora, la revista Extra, el diario Expreso y otras publicaciones. De lúcida inteligencia aunque extraordinariamente apasionado y voluble a la vez que suspicaz e hipervigilante Villaran fue el hombre que Banchero necesitaba para crear el nuevo imperio que había soñado. Había encontrado un periodista que tenía más imaginación que él.

Al reunirse con el magnate, Villaran esbozó un plan impresionante. Formarían una cadena de diarios que cubrirían toda la República. Primero la conquista de las provincias, luego Lima. De un solo zarpazo aplastarían a los diarios provincianos mediante el expediente de brindar las mejores noticias a través de lo más moderno en medios de comunicación electrónica. Más tarde en Lima se lanzarían al saturado mercado periodístico con un diario que sería copia a la criolla del famoso Bild Zeitung de Alemania Federal.

Luego de una conferencia de prensa en un hotel céntrico y en la que los periodistas escucharan entre asombrados y entusiasmados el plan Villaran, el flamante director de la Empresa Periodística Nacional EPN se abocó de lleno a la tarea de construir el nuevo imperio de Banchero.

Luis Banchero dio un toque romántico a la aventura: escogió Tacna, su ciudad natal, para la aparición del primer diario. Y así en 1961 vio la luz sur. El matutino tacneño escandalizó a los conservadores lugareños por sus noticias sensacionalistas y sus grabados escandalosos. La pacatería tacneña llegó al colmo cuando el propio obispo lazó una furibunda pastoral contra el diario. Naturalmente el anatema no hizo otro efecto que aumentar las ventas.

El equipo de periodistas era de lo mejor que podía conseguirse en el “mercado”. Atraídos por la generosa planilla de EPN, los más talentosos redactores abandonaron en masa las redacciones de los diarios para integrarse a lo que sería, según los planes, el más extraordinario experimento periodístico de la historia del país. Ese equipo editó los primeros ejemplares del sur y luego se trasladó a Piura donde acometió con entusiasmo la tarea de escandalizar a los también conservadores norteños. Allí apareció Correo de Piura. Luego corrieron a fundar Correo de Arequipa haciendo palidecer a los calmosos periodistas mistianos y de allí a Huancayo para cubrir toda la zona del centro.

La red había sido tendida. Afrontaban serios problemas aún no resueltos como el de las comunicaciones y algunos equipos de impresión deficientes por ejemplo. Aunque resolvieron con brillantez otros como el de armar un singular aparato logístico que proveía de papel, grabados, repuestos, etc., a los diarios filiales. Pero las dificultades no fueron obstáculo alguno para que el dúo Villaran – Banchero decidiera por fin asaltar la plaza de Lima con el quinto correo.

El 10 de julio de 1962 los canillitas vocearon el nuevo diario en aparición que había sido precedido de una millonaria publicidad.

En lo que respecta a los efectos previstos en provincias el resultado era dudoso. La cadena no sólo había acabado con la “prensa chica” sino que había causado un efecto contrario de rebote. Luego de los primeros reveses causados por la novedad de los intrusos, los editores provincianos decidieron que era el momento de renovarse a la vez que oponerse firmemente a lo que consideraban violación de fueros sagrados, por ejemplo un latifundista, Juan Pardo Heeren, propietario de una cadena de una docena de diarios decidió defender su coto de Huancayo y Arequipa. En el norte le planteó batalla el diplomático millonario Vicente Cerro Cebrian quien modernizó los equipos de sus periódicos hasta el punto de superar las achacosas rotoplanas de Banchero.

Y en Lima el corte o estilo (fórmula lo llamaba Villaran) no tuvo el impacto imaginado. Si bien es cierto que en poco tiempo se convirtió en el periódico mejor informado de la ciudad, el público no lo acogió con entusiasmo. La combinación de tamaño mayor (estándar) con periodismo de visos sensacionalistas sólo halló como eco frialdad absoluta.

De allí sobrevino lo que sería objeto de un largo debate: o se era serio o frívolo. Banchero prefería la seriedad por razones obvias, las influencias era lo que necesitaba.

Las optimistas proyecciones económicas no se cumplieron y Banchero ajustó las clavijas a su antes generosa cuenta bancaria. Las estrellas periodísticas comenzaron a emigrar lentamente a sus trabajos originales; los gastos crecían (se dice que fueron del orden de los cincuenta millones de soles) y el flamante imperio no rendía los frutos esperados con ansiedad por el directorio de la Sociedad Nacional de Pesquería, algunos de cuyos miembros habían aportado dinero.

Finalmente Raúl Villaran rompió con Banchero, terminado así una siempre agitada sociedad en la que menudeaban los altercados y que terminaban habitualmente con una renovación de aprecio. Pero quizá hubo una riña que fue la final y Villaran abandonó la dirección de Correo.

A pesar del poco éxito económico de la empresa, Banchero podía de hecho ser considerado como un magnate de la prensa. Dominaba cinco diarios en el país y disponía así de un manejo de información que podía ser sabiamente esgrimido en cuestiones políticas. Y así lo entendieron también en altos niveles políticos, especialmente parlamentarios.

Luego de un periodo de transición en el que un periodista aprista ocupó el sillón que dejó Villaran contrataría como director al parlamentario Manuel Ramírez del Villar, quién había sido expulsado del partido Demócrata Cristiano, acusado de íntima relación con los intereses pesqueros.

Entretanto, Villaran presentaba una nueva fórmula a Banchero: Ojo un diario de la mañana de corte vespertino a sólo un sol y con el sensacionalismo que él sabía infundir. Revelando un profundo conocimiento del mercado limeño Villaran editó Ojo para la empresa y sacudió a los “grandes” hasta los cimientos: el periódico fue un éxito total en ventas. Es probable además que fuera un buen negocio pues la inversión era mínima. Y en poco tiempo Ojo se convirtió en el diario más vendido de la ciudad aunque tenía un defecto para sus propietarios. No tenía ninguna influencia ni tampoco valor como pieza en el complicado ajedrez de la estrategia pesquera.

El principal movimiento de esa partida consistía en difundir a través de los diarios –y por supuesto con mayor vehemencia en los Correo- la especie de que el sector pesquero atravesaba serias crisis y que los intereses y economía del país se verían seriamente afectados si descendía la producción de harina de pescado. La principal proveedora de divisas. La táctica había rendido frutos un par de veces. Primero la campaña a modo de colchón, luego la acción de los parlamentarios manejada a través de un auténtico “lobby” y finalmente la obtención de una ley que concedía ventajas tributarias.

Una nueva campaña se planeaba con Luis Banchero, cuando fue súbitamente despertado la madrugada del 03 de octubre de 1968 -¡los militares han tomado palacio! Tronó una voz al otro lado de la línea.


El magnate no contesto y colgó el fono. Pensativo, se dijo íntimamente: pues... Habrá que comenzar de nuevo.

Fuente:
Mito y Verdad de los Diarios de Lima
Juan Gargurevich
Editorial Gráfica Labor
Lima - 1972

viernes, 21 de marzo de 2014

Historia del Nuevo Periodismo


Maria Luisa Rodríguez.
Periodista y escritora chilena radicada en el Ecuador desde 1975. Fue editora del arte del diario Hoy y es autora del libro de relato “Tentativas de amar a un monstruo”.

“...Las criaturas de esta realidad desaforada hemos tenido que pedirle muy poco a la imaginación, porque el desafío mayor ha sido la insuficiencia de recursos convencionales para hacer creíble nuestra vida”. Gabriel García Márquez (Discurso ante la Academia del Nóbel de Suecia).

“Después de escribir la historia, tuve la sensación de que había otra historia que no había contado”. Tom Wolfe.

UN JUGUETE DESGARBADO

Su escenario fueron los locos años 60 en Estados Unidos: el llamado nuevo periodismo es contemporáneo de la explosión de mayo del 68 en París, la frustrada primavera de Praga y el “boom” de la literatura latinoamericana.

Mientras surgía el pop art, y Jhon Lennon –“más famoso que Jesucristo”- advertía: “Los de las butacas más baratas pueden aplaudir: el resto puede hacer sonar sus joyas”. Estados Unidos se embarcaba en una guerra injusta y absurda y se desvanecía la era dorada de la novela, fiesta que tuvo su máximo esplendor en los 40 ...entonces se empezó a sentir un extraño crujido en las salas de redacción...

Quizás todo empezó –quién podría asegurarlo- como un imposible reportaje que Tom Wolfe amenazaba escribir para el Esquirre. Wolfe se había sumergido en el atronador mundo de las carreras automovilísticas, pero el famoso texto no llegaba. Su editor le pidió que escribiera una carta contando todo lo que había visto, para que alguien le diera la forma adecuada. Resultado del apuro o de la inspiración, salió un reportaje excelente y extraño: lo único que se suprimió de la carta fue el “querido Bryan” con que comenzaba la historia.

“Este artículo no era por ningún concepto un relato corto”, recuerda Wolfe, “pese al empleo de escenas y de diálogo, era difícil explicar como era. Era una subasta de cosas usadas, bosquejos, retales de erudición, fragmentos de notas, breves ráfagas de sociología, apóstrofes, epítetos, lamentos, cháchara...”

“Y era el descubrimiento de que en un artículo se podía recurrir a cualquier artificio literario, desde los tradicionales dialoguismos del ensayo hasta el monólogo interior, y emplear muchos géneros diferentes simultáneamente... para provocar al lector intelectual y emotivamente...”

UN NUEVO REALISMO

Luego de que en los años 50, la generación beat –con Elvis Presley gritando “All right mama” antes de ser domesticado, y James Dean de cuero negro y en moto listo para el suicidio-, la década de los 60 presenciaba el escandaloso aparecimiento de los hippies. La generación de las flores surgía en medio del malestar de la abundancia, Vietnam era una guerra en proceso de convertirse en síndrome. Y frente al sueño americano que amenazaba con desbordarse como un pastel rancio, surge una contracultura que tiene su expresión en los guettos marginales, en el rock y en la prensa underground.

La agitación no era sólo política. Uno de los auténticos “peligros” de los años 60 fue su revuelta estética. Junto al lenguaje alucinado del pop y el asombroso espectáculo de las nuevas multitudes proclamando “haz el amor y no la guerra” se produce una agitación artística en la comunicación, cuya primera plana fueron Ex Reed, Terry Southern, Nicholas Tomalín, Barbara Goldsmith, Joe McGinnis, Robert Cristgau, John Gregory Dunne, Norman Mailer, Truman Capote y Tom Wolfe.

Años después el movimiento había pasado desapercibido para el planeta, salvo la proliferación –que pronto se institucionalizaría casi hasta el congelamiento- de un nuevo lenguaje. Una ruptura parcial con los códigos periodísticos establecidos. Salvo en nuestras rezagadas costas, una sorpresa superada.

El nuevo periodismo no sólo quería romper con la solemne verticalidad del lenguaje de una prensa que lo había heredado todo de los caballeros ilustrados y victorianos del siglo XIX. “El nuevo periodismo abarcaba el elemento de ficción inevitable de toda narración, negando el uso del lugar común como contraseña y recurso válido” para este oficio urgente.

Los “nuevos periodistas” trabajaron sondeando las superficies. Era un nuevo realismo, a veces una especie de hiperrealismo literario. Y un esteticismo lúcido, descuidado y veloz. Se escribía en medio del torbellino.

NOVELA DE NO FICCIÓN Y PERIODISMO DE FICCIÓN

“los Ejércitos de la Noche”, de Norman Mailer, “The Electric Kool-aid Acid Test” de Tom Wolfe, “A Sangre Fría” de Truman Capote, son consideradas las cumbres del nuevo género, aunque Mailer y Capote son más bien novelistas que merodearon en los terrenos de la no-ficción. En la tierra de la realidad tal cual, donde el periodismo se cruza con la literatura.

Truman Capote se pasó cinco años reconstruyendo la historia real de un crimen, Mailer describe las marchas sobre el pentágono, un sentimiento de furor sobre el mapa noticioso de esa década convulsa. Wolfe escribe sobre una comunidad de hermosos drogadictos en la margen ambigua del futuro” no sólo describen la escena son parte de ella.

Por cierto llovieron las críticas: “...ofrecían listas de errores de mi artículo sobre The New Yorker, listas maravillosas, fantásticas y desconcertantes como la factura de una operación de cirugía estética, a través de las cuales concluían que ahí estaba ese abominable nuevo género –escribe Wolfe- esa forma bastarda, ese paraperiodismo” se combatía en la margen ambigua del futuro...

EL PERIÓDICO TÓTEM
“Y ese mismo día, un periódico que todavía se llama L’Humanité, denunciaba a Daniel Cohn Bendit, judío alemán, intruso extranjero metido en casa ajena” Julio Cortazar (Último Round).

Pero el sistema demostró su conocida capacidad de digerir lo indigerible, lanzó a los mercados mundiales el hippie look, el guerrillero look, y una vez pasada la euforia y perdida la guerra, las feministas vuelven al hogar de la doble jornada y el trabajo invisible, los rebeldes se cortan el pelo y se desintoxican si pueden o cambian el asfalto de la protesta por un sembrío de zanahorias. El  periodismo recupera la cordura y Norteamérica se prepara para sus próximas décadas de hegemonía mundial.

“La mayoría silenciosa y la represión presionaron fuerte para que este delirio underground saliera del centro del sueño público...”

Habría que agregar que no se puede vivir permanentemente en la ruptura. Que toda ruptura termina por convertirse en tradición.

Pero, se había cuestionado a un periodismo oficial, establecido a nivel de tribunas omniscientes –las editoriales- y de semi-verdades congeladas -las noticias- para ejercer la palabra con la libertad de un nuevo estilo de narración eminentemente subjetivo y creativo.

EL PERIÓDICO DE AYER
“Los lectores se aburrían hasta las lágrimas sin comprender por qué. Cuando se topaban con ese tono beige pálido, todo empezaba a señalarles que ahí estaba otra vez ese palmazo familiar, el “periodista”, una mente pedestre, un espíritu flemático, una personalidad apagada, y no había forma de desembarazarse de esa rutina desvaída como no fuera abandonar la lectura... La voz del periodista medio tenía que ser como la voz del locutor medio, un ronroneo, un zumbido...”

Tom Wolfe tiene la deferencia, o el optimismo, de poner esta crítica en pasado. Cuando dos décadas después, ese fondo neutral, con pequeños toques de color, sigue siendo la norma.

Y Wolfe se defiende a sí mismo como un ex-periodista tótem:

“El periódico tótem es aquel que la gente compra no para leerlo, sino para tenerlo físicamente. Y tienen el periódico para una mirada rápida pero total. El punto de vista es el pastel de mamá”.

Declarando la muerte irremediable de la gran novela norteamericana, sepultada bajo varias toneladas de flores psicodélicas, papel de diario y otras formas de la no ficción, Wolfe llega a la conclusión de que los adelantados del nuevo género tenían “todos” los años 60 locos, obscenos, empapados de drogas, rezumantes de concupiscencia, para ellos solos”. “¡Que los periodistas les arrebataran la técnica a los novelistas!”.

Y la fuerza de comunicación emotiva, de absorber al lector, de realidad debía derivar de cuatro procedimientos básicos:

  1. La construcción escena por escena del relato recurriendo lo menos posible a la narración histórica.
  2. El registro del diálogo en su totalidad.
  3. El punto de vista en tercera persona. La presentación de cada escena a través de un personaje en particular.
  4. Narrar el entorno de los personajes. “Los gestos, hábitos, mobiliario, ropa, estilos, detalles simbólicos del estatus, del esquema de bienes y comportamientos a través de los cuales las personas expresan su posición en el mundo”.

Y QUE LAS ESCENAS TENGAN LUGAR DELANTE DE TUS PROPIOS OJOS
Nicholas Tomalín comienza así su reportaje “El general sale a exterminar a Charlie Cong”. “El pasado viernes después de un almuerzo ligero el general James F. Hollingswort, del Halcón Rojo despegó en su helicóptero y mató a más vietnamitas que todas las tropas a su mando”.

Por su parte Red Rex autor de ¿Duerme Usted Desnuda? Hace otra cosa con la entrevista:

“Ella está ahí de pie, sin ayuda de filtros contra una habitación que se derrite bajo el calor de sofás anaranjados, paredes color lavanda y silla de estrella de cine a rayas crema y menta, perdida en medio de ese hotel de cupidos y cúpulas con tatos dorados como un pastel de cumpleaños, que se llama Ragency. Una lluvia helada golpea las ventanas y acribilla Park Avenue mientras Ava Gardner anda majestuosamente en su rosada jaula leche malta cual elegante leopardo”.

“Tu problema principal –dice Wolfe- es sencillamente que consigas permanecer con la persona sobre la que vas a escribir el tiempo suficiente para que las escenas tengan lugar delante de tus propios  ojos”.

“El problema principal radica en tomar contacto con completos desconocidos, meterse en sus vidas de alguna manera, hacer preguntas a las que no tengas derecho natural a esperar respuesta, pretender ver cosas que tú no tienes por qué ver, etc.”

Además, propone el vértigo de una escritura “con volumen”. Un texto cargado de interjecciones, puntos suspensivos, guiones, interrogaciones, una puntuación insólita, dislocada, gestual. Por lo menos resultaba inevitable detenerse ante un artículo titulado por ejemplo: “Ahí viene (¡Vruuuum! ¡Vruuuum!) ese embellecido cochecito aerodinámico (¡Rahghhhh!) fluorescente (Tphhhhh) doblando la curva (Brummmmmmm)”. O frente a una frase con una serie de :::::: en la mitad.

Los títulos son sus armas de doble calibre, llaman a Gary Grant “El amante de la burguesía”, a Cassius Clay “La boca maravillosa” a Kennedy “Superman en el supermercado” (Norman Mailer). En medio de esta serie de títulos góticos reluce el de un célebre (en su momento) equipo escritor-reportero Gary Wills y David Demaris: “Todos me conocen: ¡soy Jack Ruby!”.

Un  oscuro antecesor es un reportero mal pagado llamado Jim Breslin “trabajaba como un energúmeno. Al entrar en ignición (producto del vapor de suficiente cantidad de cigarrillos y café) comenzaba a teclear” escribía sobre la mafia de Nueva York en vivo y en directo”.

La mañana no estaba nada mal, el patrón Tony Provenzano, que es uno de los capos de la Unión de camioneros, recorría arriba y abajo el pasillo que da paso a este Tribunal de Newark, con una pequeña sonrisa en el rostro mientras sacudía por todas partes la ceniza de una boquilla blanca”.

“-Hace un día estupendo para pescar- decía Provenzano – Tendríamos que salir y hacernos con unas truchas”.

“Luego separó las piernas para abordar a un tipo gordo que se llamaba Jack, que vestía un traje gris. Tony sacó la mano izquierda como si lanzara un anzuelo sobre ese Jack. El diamante que Tony llevaba en el meñique centelleó a la luz que entraba por las altas ventanas del pasillo, luego Tony se ladeó y le pego a Jack una palmada en el hombro con la mano derecha.

“-siempre en el hombro- rió una de los individuos que estaba en el pasillo. Tony siempre sacude a Jack en el hombro”.

Madia hora después, el juez lo condena a siete años de prisión y Provenzano comienza a retorcer el anillo en el dedo meñique. Al final, Breslin enfoca en una cafetería al fiscal merendando escalopa y ensalada de frutas. “No llevaba nada que brillase en la mano. El tipo que ha hundido a Tony no tiene una anillo de diamante en el meñique”.

Muy norteamericano, en verdad. Una narración con aire de thriller, con buenos y malos, y suspenso, Breslin como Wolfe, que utiliza la secuencia y la caligrafía de las tiras cómicas (bruuuummm), manifiesta un contacto natural con los géneros “menores” de la literatura.

REALISMO MÁGICO. REALISMO UTÓPICO

En América Latina, el realismo mágico sigue siendo la clave para descifrarnos. Gabriel García Márquez, Julio Cortazar, Eduardo Galeano, José Donoso, Juan Rulfo, Jorge Amado, Carlos Fuentes, han escrito a partir de la magia con la que convivimos sin sorprendernos ni comprenderla...

En el reportaje de la Marquesita de la Sierpe, escrito en 1954 por Gabriel García Márquez, aparece por primera vez esa figura matriarcal, dulce, feroz y tenaz que es a la vez Úrsula Iguarán, la Mamá Grande, la Abuela Desalmada, etc.

La Marquesa de la Sierpe es dueña de un territorio que tiene como límite “una orilla donde se acaba el mundo y está custodiada por un toro negro con pezuñas y cuernos de oro”. Personaje real e irreal a la vez, esta mujer que García Márquez no necesitó inventar, “era una especie de gran mamá de quienes le servían en la Sierpe”, y “su ganado era tanto que duraba pasando más de nueve días”.

En esos personajes que García Márquez realizó entre 1954 y 1955 para El Espectador de Bogotá, se pasean los personajes de sueño e infortunio que después aparecen en sus relatos. Y se mezclan desprejuiciadamente con el Papa en Castelnovo, Sofía Loren y Gina Lollobrigida.

Y después de todo ¿quién se extraña de que alguien vuele sobre el Caribe o sobre el dulce y seco valle de Chota?.

En la sierra ecuatoriana, un hombre inventa un carro con instrumentos de trapiche, lo saca en hombros hasta la carretera y semanas después descubre Quito. Un comerciante se declara aprendiz de brujo y agrega tranquilamente que ha visto al diablo  y que “tiene una especie de cachitos”. Un esmeraldeño “coge la pisada” de un enemigo en la arena y éste muere.(Reportajes aparecidos en la Revista Nueva entre 1978 y 1983). Locura, tradición, poesía, cosmovisión mítica, todo se junta en los testimonios de una cultura indígena y mestiza que mantiene y sincretiza sus valores en el Ecuador post-moderno...

Como dice Julio Cortazar, “la locura merece ser elogiada cuando la razón, esa razón que tanto enorgullece a occidente, se rompe los dientes contra una realidad que no se deja ni se dejará jamás atrapar por las frías armas de la lógica, la ciencia pura y la tecnología”.

Así, el realismo mágico desemboca en una suerte de realismo utópico, que se afirma en la contradicción y rescata la posibilidad de la utopía, la locura de tender a un mundo donde Sueño y Razón no se devoren...

Veinte años después de que los estudiantes escribieron en los muros “seamos realistas, pidamos lo imposible”, el periodismo, como todo lo que concierne al lenguaje en América Latina, debería seguir siendo una fecunda interrogación. Aunque Zavalita el personaje central en “Conversación en la Catedral” de Mario Vargas Llosa, afirma: “el periodismo no es una vocación, sino una frustración. Una amable advertencia para quienes escriben en esa tierra de nadie que hay en la frontera entre el periodismo y la literatura.

Eduardo Galeano afirma, en una conversación en Quito: “trato de situarme en ninguna frontera. De encontrar un espacio sin fronteras, o ser capaz de fundarlo... No creo en las fronteras, ni en las fronteras entre los países, ni las fronteras que las culturas artificialmente dibujan entre el alma y el cuerpo, o entre la vida pública y la vida íntima, o entre el lenguaje oral y el lenguaje escrito. O entre los géneros literarios que tienen guardias aduaneros a cargo de críticos y profesores, que son los que se encargan de decir hasta aquí llega el territorio de la poesía y aquí empieza el del ensayo, y aquí termina la novela...”

“-O hasta aquí llega el periodismo...-“

“El periodista siempre fue despreciado, como una especie de bajo fondo de la literatura”.

“El propio periodista se autodesprecia. Yo pienso que es por comodidad, se autodesprecia porque así no tiene que escribir bien... Hay clases sociales en la literatura digamos”.

“-¿Es una clase social más obediente?-“

“Pero también los escritores de temas políticos, económicos, históricos, sienten que tienen como una especie de póliza  contratada, que les permite escribir mal y ser aburridísimos, porque eso no es literatura... Es no ficción, para usar esta cosa horrible. Pero ¿dónde acaba la frontera, entre la ficción y la no ficción?. La realidad delira de modo tan loco, es la mejor poeta de sí misma, quizás nadie pueda construir ficciones tan locas como la realidad...”

Y con respecto a la presencia en América Latina, de un nuevo periodismo menos cómodo y experimental, Galeano concluye: “Si yo creo que las cosas más interesantes se están haciendo en esas áreas, que no son las visitadas por los críticos”.

Mientras tanto, cuando el periodismo (nuestro “cómodo” periodismo de todos los días) se aproxima a la ficción, cuando abarca el elemento ficticio que hay en toda narración, es cuando más se acerca a la múltiple e incesante realidad. Al tratar simultáneamente de dar cuenta de varios planos y al romper el cliché (que nos permite “entendernos” tan rápido) encuentra una aproximación decisiva en esa distancia agotadora que existe “entre las imágenes y las cosas, entre las palabras y las cosas”.

Después de todo el cine ya lo hizo. Cualquier espectador de Kung-Fu para no hablar de los habitués de Glauber Rocha, Carlos Saura, Fessbinder o Herzog, lee correctamente un flash-back, un travelling sobre el tiempo y sabe que una historia se puede contar tranquilamente con el comienzo al final y viceversa.

“Quijote y Sancho son los primeros personajes literarios que se saben escritos mientras viven las aventuras que están siendo escritas sobre ellos. Colón en tierra nueva, Copérnico en los nuevos cielos, no operan una revolución más asombrosa que ésta de don Quijote al saberse escrito, personaje de un libro titulado “El Ingenioso Hidalgo Don Quijote de la Mancha”. (Carlos Fuentes. Discurso al recibir el premio Cervantes, abril de 1988).

En Ecuador en los últimos años sucede un hecho monumental: se multiplican geométricamente (cual espiral inflacionaria) los lectores de periódicos. Un nuevo medio -el diario Hoy- surge sobre un periodismo tradicional y desafiado por los medios audiovisuales, amenazado de muerte por aburrimiento en “virtud” de un lenguaje anquilosado. “La locura de don Quijote -nos recuerda aún Fuentes– y de su descendencia es una santa locura: la locura de la lectura. Su biblioteca de caballería es su refugio inicial”.

Quizás fue la novela nuestro refugio inicial. En los años 70 el boom de la literatura latinoamericana estableció nuestro derecho a la palabra. Por primera vez, América Latina es escuchada, leída, con verdadero respeto. El nuevo mundo tenía nuevas cosas que decir. Y formas nuevas de decirlas.

“¿Quién me manda a viajar con locos? Es la primera línea de “Al empalme, ñaño loco” de Pablo Cuvi “todo era cuestión de decirle que no al loco Ramírez, pero con esos ojos de perro apaleado que me puso (dos divorcios al hilo y una futura madre buscándole a sol y a sombra) ni como negarse. Al loco le había conocido en Quevedo, allá por los años 70, cuando supuestamente organizaba programas musicales de radio y parrandas ambulantes. Él mismo se definía como una fiera para una hembra y un sablazo y un inútil para todo lo demás. Años después logró detectarme en Quito y cada cuando me aliviaba de unas . Pero ayer me andaba rondando a nombre de Jueves Santo. Para eludirlo, le informé escuetamente que me iba a la costa por el páramo de Millín. Grandioso error. ¡Llévame ñaño! Respondió ipso ipso, “por esos páramos estoy salvado”.

Francisco Febres Cordero (que se delara fracasado en el Periodismo también actúa de personaje en sus textos. Sus entrevistas rompen con toda la formalidad del periodismo ecuatoriano. Instalan la duda en un territorio pavimentado de verdades fijas –“pocas ideas, pero fijas”- de las eternas afirmaciones estereotipadas acerca de la pintura, por ejemplo:

“como que el lápiz a (Jaime) Zapana le está hirviendo en la mano. Le está picando en las yemas de los dedos. Como que le molesta que las formas sean tan formales. Como que de su gran dominio de la línea va a pasar al desdibujo. ¿Cómo?. Yo qué sé pues”.

“Y Jaime Zapana me dice que no sabe hablar. Que sabe pintar. Y yo le digo, cortesísimo, que no se preocupe, que yo tampoco sé hablar. Entonces esta entrevista se  quedo muda, porque ninguno de los dos daba su brazo a torcer. Y así transcurrieron aproximadamente tres horas, en que nos entendimos por señas. Que no las reproduzco ahora, porque yo al contrario que él, no sé pintar. Pero en cambio sé andar en bicicleta, actividad que lamentablemente, para fines periodísticos no sirve para nada”.

“Hasta que en determinado momento le dije que ya no fregara y se pusiera a contar cosas. Y él me contó estas con la condición de que luego las pusiera en castizo, sin hacerle quedar como inlocuaz”.

“Retrotraigamos en tiempo en dos años y medio aproximadamente. Fue entonces cuando hice en esta misma sala, mi última exposición. De aquel periodo a éste han ocurrido cosas importantes en mi vida... La angustia de pintar me ha atormentado más. Casi hasta la desesperación. He estado buscando cosas nuevas, y más que eso, un camino, una temática, una forma de expresión. Todo lo cual es muy, muy tortuoso (él dijo jodido, pero yo, cumpliendo con la misión que me encomendó traduzco la palabreja)”.

“Estaba metido en la corriente del realismo puro (él dijo que andaba metido en la onda), pero me volqué a crear un mundo más libre, más arbitrario (de acelere dijo)”.

Es verdad que hay otros jóvenes periodistas que se leen con gusto (Javier Ponce y Carla Dávalos, por ejemplo), pero F. Febres Cordero y Cuvi tienen asegurado el estrellato de la “incomodidad” (Galeno Dixit) periodística.

“La fotografía, según un lugar común que no quisiera pasar por alto (de una señora llamada Susan Sontang) es un artefacto”, dice Pablo Cuvi. Pero decir que la cámara no miente, es la mentira más cerdosa del mundo”.

“Basta ver las postales turísticas o los retratos a contraluz de las damas que tienen los segundos contados...”

“La magia del encanto de la fotografía, radica en el encuentro deliberado entre esos dos campos. Cualquier foto, por mala que sea, no es un reflejo objetivo de la realidad, sino una interpretación. Es mejor asumirla así de entrada y no de salida. Y toda palabra es también una interpretación de la realidad. Hay un abismo que nunca se acaba de salvar entre las palabras y las cosas, entre las imágenes y las cosas. Cualquier texto verbal o escrito es una recreación, que se mueve en ese terreno ambiguo, entre lo que llamamos ficción o literatura”.

“-¿Tú llamarías a eso periodismo-ficción, por ejemplo?-...”

“Todo es periodismo ficción, si vamos por eso: como dicen los textos de semántica, las palabras sirven para mentir”. Y la mentira es mucho más escandalosa cuando viene acompañada de número y fotos. El periodismo y los juicios penales no se mueven entre la verdad y la mentira, sino en el terreno de la verosimilitud...”

“Frente a un periodismo que se definía como objetivo y prohibía la inmersión descarada del periodista en el texto, el Nuevo Periodismo utiliza la primera persona y una serie de recursos narrativos desarrollados por la literatura. Pero como todo, el momento en el que se convierte en moda, se vuelve bastante insoportable”.

“-¿Entonces tú tendrías que volver a escribir objetivamente?-“

“No hay para qué retroceder. Lo que yo pienso es que ya en el Ecuador las primeras personas nos comienzan a agobiar”.

“-¿Tú también estas cansado de tu primera persona?-“.

“Yo también estoy cansado de mi primera persona” (fin de la entrevista).

Queda todavía media carilla en este alegato por una prensa nueva... Que en el fondo no sea quizás más que un alegato por espacio en nombre de los nuevos escritores. Espacio laboral, espacio de expresión, sentimiento de desafío frente a un medio de comunicación tan vital como la prensa...

Un desarrollo del reportaje en el Ecuador es una viaje limitado, que significa ver y verse. Por ahí pasa la célebre apelación a la identidad, a la recuperación de un “nosotros” sin complejos.

Pero como dice Francisco Febres Cordero el “pájaro”:

“El lenguaje intelectual es tan distinto del lenguaje cotidiano. Por eso yo siempre he hecho pendejadas en la vida”.

“Le dan el premio Nóbel a William Golding, el autor de “El señor de las moscas”. Y yo escribí: “Para quienes hemos seguido de cerca la literatura inglesa, no es una sorpresa este premio que ha concedido la Academia Sueca a Golding. Y detallaba los aquilatados méritos del autor. Hice una cosa absolutamente erudita. Y al final dije: “A los que hemos seguido de cerca la literatura inglesa, no nos sorprende este premio, por que yo no tengo idea quien sea William Golding, y todo esto lo saque de las solapas”.

CONCLUSIONES

LA GOLONDRINA EN EL MOTOR

Pasado el furor del estilo de los Estados Unidos de la década del 60, el nuevo periodismo es una onda que se propaga lentamente. Y que “empata” con el surgimiento de una literatura latinoamericana que rompió los espacios compartimentados del costumbrismo, la academia y el saber oficial, y se instaló en la conciencia colectiva con la fuerza traumatizante de la telenovela y el fútbol...

La conexión se produce entre las nuevas generaciones de escritores marcados por el lenguaje de “exploración” de los autores del boom, a partir, de una revaloración de lo testimonial y lo coloquial. Es también la afirmación de un margen que expande el universo: la marginalidad de un “territorio poco visitado por la crítica”. Como dice Galeano, define un espacio donde la libertad comienza por una actitud más o menos esnob y termina siendo una interrogación necesaria.

Pero el nuevo periodismo no pretende abarcarlo todo, ni tomarse todo el espacio. Antitotalitario por esencia, solo aspira a expresar nuevas cosas de nuevas maneras. Con eso tiene bastante. La búsqueda de un decir en concordancia con la dicho. La necesidad de dar cuenta de lo simultáneo, multiforme, vertiginoso, complejo o absurdo de la realidad.

La toma de este derecho de expresión, propicia, por cierto, otros derechos. Y el derecho de los otros. Es el planteamiento de una prensa viva, con múltiples voces, donde el individuo no naufrague en la masa indiferenciada y obediente de una forma neutral, apta para el consumo inmediato. No niega esa forma, la sabe de alguna manera, necesaria. El “nuevo periodista” –sí existe- es solamente la golondrina en el motor.

REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS

  1. Michael Jonson. “El nuevo periodismo”.
  2. Gabriel García Márquez. “Crónicas y reportajes”
  3. Julio Cortazar. “Argentina, años de alambradas culturales”.
  4. Julio Cortazar. “Último round”.
  5. Pablo Cuvi. “Al empalme, ñaño loco”. Revista Diners Nº 59.
  6. Tom Wolfe. “El nuevo periodismo”. Editorial Anagrama.
  7. Francisco Febres Cordero. Diario Hoy. Noviembre de 1983.
  8. María Luisa Rodríguez. “En la costa del pájaro febres”. Diario Hoy. 31 de octubre de 1987.
  9. María Luisa Rodríguez. “Pablo Cuvi con los minutos contados”. Diario Hoy, 16 de julio de 1988.
  10. María Luisa Rodríguez Eduardo Galeano. “la gente me regala historias”. 17 de agosto de 1988.

martes, 18 de marzo de 2014

La historia de cómo llegó la escuela de la objetividad a nuestro país

LA PRENSA

BELTRÁN: UNA NEGRA LEYENDA

Por los años 50 Pedro Beltrán Espantoso político peruano, terrateniente, visitó los más importantes diarios de los Estados Unidos. Hablaba inglés con fluidez gracias a sus estudios de agronomía en una universidad de Oxford y así entró rápidamente en contacto con los empresarios de la gigantesca prensa norteamericana, ayudado también por su antiguo cargo de embajador en Washington durante el primer gobierno de Manuel Prado.

Disimulando su asombro, Beltrán recorrió calmosamente la enorme y bulliciosa redacción del New York Times y luego la del Miami Herald, en Florida. Allí mismo decidió introducir los adelantos de aquel periodismo en el diario que dirigía “La Prensa”.

El Vetusto diario de la calle Baquíjano, en pleno centro de Lima, había llegado a sus manos y las de sus amigos de la Sociedad Nacional Agraria luego de una complicada historia de acciones.

La Prensa fue fundada en septiembre de 1903 ya con el ánimo de competir con El Comercio y para que presentara los ideales del partido Demócrata. El diario de esa agrupación El País, había dejado de publicarse.

En 1905 se fusionaron La Prensa y El Tiempo y así, en 1907, competían ya tenazmente con El Comercio, era director entonces Alberto Ulloa cisneros, abuelo de Mauel Ulloa Elías el ex ministro de hacienda de régimen de Fernando Belaunde terry.

La historia de la Prensa se vuelve enrevesada a partir de ese momento. El presidente Leguía lo clausuró y reapareció “apócrifa” durante ocho años, sucediéndose varios personajes en el sillón principal de la redacción hasta que un desgraciado acontecimiento puso fin a la danza. En 1947 fue asesinado su director Antonio Graña Garland por dos miembros del partido aprista.

Pedro Beltrán fue nombrado director y se renovó su leyenda negra. Defensor acérrimo de la libre empresa, atacó con furia el control de cambios (tesis de El Comercio) y desplegó ardorosos ataques al comunismo.

Beltrán desde hacía mucho tiempo se había convertido en un personaje que simbolizaba lo oculto, lo secreto o  intrigante.

Beltrán tenía notables habilidades de organizador y esto le compensó en parte su incapacidad como político, fuera de los niveles de intriga y conciliábulos de cacique. Así se dio de lleno a la tarea de conformar una plana de periodistas jóvenes que llegaría a ser la mejor de la época.

El Comercio campeaba en las calles y acaparaba los avisos. La Prensa sólo recogía migajas. Beltrán conversó largamente con los profesionales norteamericanos y se animó a lanzarse a fondo a la aventura periodística que suponía transformar a fondo la estructura del diario. Envió a varios de sus jóvenes contratados a los Estados Unidos, editó manuales de estilo y repartió profusamente el libro “Introducción al Periodismo” de Bond. En fin, había descubierto la objetividad que llegó así al periodismo peruano con cincuenta años de retraso.

Esgrimiendo la bandera de las noticias objetivas Beltrán cambió efectivamente la imagen del diario. Renovó el diagramado y creó un sistema de incentivos basado en el tiraje. A más ejemplares mayores ingresos para sus periodistas nuevos, quienes llegaron a formar una élite dentro de la organización.

Este grupo conformado en su mayoría por estudiantes de derecho, compartió entusiastamente los puntos de vista de Beltrán, quién insistía: “la página editorial es mía, allí pongo lo que quiero. En el resto, en la información, debe primar la objetividad para enfocar las noticias”.

A diferencia de los Miró Quesada, Beltrán consintió y aún alentó la actividad de la flamante Federación de Periodistas (de donde saldrían varios presidentes) aunque sólo en el nivel de “círculo” y no en el sindical. Y en la prensa se constituyó un activo círculo de periodistas de donde saldrían varios presidentes de la FPP elegidos en su mayoría en unión con el APRA.

Entusiasmado por el éxito fulminante, Pedro Beltrán decidió editar un diario vespertino de corte sensacionalista al que llamó “Ultima Hora”.

Pocos años después La Prensa superaba largamente al diario de los Miró Quesada en técnica informativa, incluso tuvo que acceder a eliminar la primera página de pura publicidad y reemplazarla por noticias y titulares grandes. La revolución periodística de Beltrán había triunfado.

La objetividad que tanto se afanó en inculcar a sus periodistas también rindió sus frutos, sus redactores, los mejores entrenados del medio producían excelentes crónicas noticiosas pero es evidente que no podían desligarse del fantasma beltranista su objetividad se convirtió así en abierta posición parcial en el enfoque diario.

En la medida en que su diario elevó sus ventas y escaló posiciones dentro de los grupos de poder locales, Beltrán amplió su campo de acción político e intrigó ya abiertamente a favor de sus intereses.

En 1956, presuntamente ligado a un intento golpista fue encarcelado en la isla penal de El Frontón con la mayoría de sus periodistas. El diario fue clausurado aunque pronto reapareció con renovados bríos vendedores.

Siguió creciendo la leyenda, con dos poderosos instrumentos de difusión en su mano (Ultima Hora era un extraordinario ariete de opinión a nivel popular) Beltrán defendió encarnizadamente a la International Petroleum. Cuando fue nombrado ministro de Hacienda y premier por el presidente Prado decretó el alza de la gasolina facilitando sus diarios a la propaganda de la empresa norteamericana.

La prensa se convirtió así en el más reaccionario de los órganos de prensa del país y sin que Beltrán tuviera que hacer indicaciones precisas sus editorialistas habían sido ya mimetizados en anticomunistas a nivel patológico y veían complots totalitaristas debajo de cualquier intento de reivindicación de derechos nacionales.

Sin embargo, Beltrán fracasó en su último intento de vertebrar una organización política, recibiendo una contundente confirmación de repudio  popular cuando convocó a un mitin del nuevo “Movimiento Independiente”. Pese al reparto de monedas y butifarras al viejo estilo, un revés rotundo y lastimoso ahogó la pretensión.

Dolido Beltrán se retiró a su redacción para contemplar de lejos los procesos eleccionarios y participar sólo en las manipulaciones. Juega con las veleidades del candidato Belaunde Terry y organiza sus baterías para defender con ahínco a la International Petroleum.

Cuando años más tarde Belaunde anunció el pacto con la International La Prensa saludó jubilosamente el tratado que sumió en la consternación a la opinión pública y luego desató franca e indignada protesta. Al estallar el escándalo de la página 11, aquella hoja que el presidente de la empresa petrolera fiscal denunció como sustraída del legajo del contrato, Beltrán desplegó toda su capacidad editorial para intentar probar que no había fraude.

Pero esta vez el impacto de la noticia rebasó su capacidad de control y fue nuevamente su viejo enemigo El Comercio, el encargado de martillar diariamente con la denuncia del más vergonzoso capítulo de la historia de la International Petroleum en el país, y por supuesto, de sus defensores peruanos.


El golpe militar del 03 de octubre de 1968 sorprendió a Beltrán debatiendo las soluciones fiscales del ministro de Hacienda Manuel Ulloa.

Mito y Verdad de los Diarios de Lima
Juan Gargurevich
Editorial Gráfica Labor
Lima - 1972

sábado, 8 de marzo de 2014

Reseña Crítica: DESAFÍOS DE LA INVESTIGACIÓN UNIVERSITARIA


DESAFÍOS DE LA INVESTIGACIÓN UNIVERSITARIA
BIELICH SALAZAR, Claudia y Otros
Departamento Académico de Comunicaciones
Pontificia Universidad Católica del Perú
Lima - Perú 2006
¿Qué podemos esperar y qué podemos hacer de la investigación en nuestras universidades? Es uno de los artículos que componen el libro “Desafíos de la Investigación Universitaria” publicado por el Departamento Académico de Comunicaciones de la Pontificia Universidad Católica del Perú (PUCP), nada más apropiado para referirse a la situación que atraviesan los estudiantes para obtener su licenciatura y que pone en relevancia la pedagogía de la investigación y con ello la figura del estudiante y la relación particular que desarrolla con el docente.
Para entender la perspectiva de algunos docentes hay  que revisar otro artículo  del Dr. Gonzalo Portocarrero Maisch y de la Bach. Caludia Bielich Salazar, que se preguntan ¿Por qué los estudiantes no hacen sus tesis?, en donde se refiere a un comentario que hizo un profesor  y que califica como muy interesante: Los profesores no son jóvenes, tienen mucho que hacer y asesorar más de tres tesis es francamente imposible. Además asesorar es difícil porque implica trasladarse a otra manera de ver las cosas, a temas que de repente no interesan tanto y que no se conocen lo suficiente. En el mismo sentido, asesorar implica mucha paciencia, atención y buena voluntad. Cosas que, por cierto, no abundan hoy en día, puesto que todos los profesores están comprometidos en demasiadas actividades. En síntesis, la asesoría de tesis no es percibida como “rentable” o interesante para los profesores. En todo caso, sería una cuestión de vocación, de tomar el gusto a algo gratuito, convirtiéndolo en gratificante. De hecho las tareas de asesoría no son reconocidas en las horas lectivas del profesor. Tampoco de otro lado, implican una remuneración extra” (2006:48).
Mientras que desde la perspectiva de los docentes el Dr. José Carlos Lozano Rendón nos dice: “Seamos sinceros. Al alumno de carreras y maestrías de ciencias de la comunicación en América Latina la investigación científica de su campo le tiene sin cuidado. Probablemente se haya inscrito por su pasión por el cine y sus deseos de convertirse en cineasta, guionista o por lo menos, productor de películas y cortos. También puede ser que su interés sea el diseño de páginas web o el aprendizaje de conceptos y el desarrollo de habilidades que le permitan manejar la comunicación en empresas u organismos privados o públicos. O quizás haya revisado el plan de estudios y le haya convencido la escasez de materias relacionadas con matemáticas y estadística. Pero difícilmente habrá entrado a estudiar la carrera o la maestría por un interés apasionado en responder interrogantes sobre los efectos, usos o funciones de los medios de comunicación o sobre los procesos de interacción humana que dependen de estrategias organizacionales, interculturales o interpersonales” (2006: 139).
Esta es una realidad que hemos conocido desde siempre, pero más interesante aún es lo que dice a continuación: “En forma aparentemente ezquizofrénica, sin embargo, los planes de estudio revuelven materias de teorías y de metodologías con los laboratorios de foto, radio, televisión, video, cine y producción digital o los talleres y seminarios de publicidad, relaciones públicas, comunicación gráfica, organizacional y periodismo. En un supuesto aventurado, los profesores asumimos que los alumnos podrán ligar y conectar tan disímbolas materias realizando un triple salto mortal que ninguno de nosotros ha logrado o intentado siquiera: aplicar las teorías y los métodos en el momento en que el joven realice un cartel publicitario o filme un cortometraje o grabe un video” (2006:140).
No hay nada más cierto en la anterior afirmación que lo del “triple salto mortal”. Somos de la opinión que antes de pretender realizar una reestructuración en la currícula universitaria de comunicación es necesario evaluar lo que está ocurriendo con la continuidad, actualización y nexos que debieran tener las asignaturas, así como las carencias que presentan los contenidos silábicos que en algunos casos distan mucho de lo que debieran ser realmente o la sobreposición de contenidos en diferentes materias, que además se convierten en puramente teóricas y sin un sentido aparente, para el estudiante. Así que antes de querer cambiar las currícula está el conocer los problemas que presenta la actual, de lo contrario corremos el riesgo de reproducir las mismas deficiencias.
Hay que resaltar además que al culminar los estudios, el estudiante tiene que integrar todos los conocimientos aprendidos para poder elaborar una tesis con la que obtenga su licenciatura, una barrera aparentemente infranqueable, en algunos casos traumante y casi siempre un camino tortuoso, cuando muchos de los profesores no lo han logrado ni intentado siquiera, sino que recuerden los cursos de actualización para la titulación y el hecho que en la universidad se investiga muy poco o nada en algunos casos, pero que sin embargo son feroces dictaminadores de lo que está bien y está mal en una sustentación, aunque muchas veces estén en flagrantes errores, que los graduandos por falta de conocimiento y experiencia no saben reconocer y refutar y es que la metodología de la investigación científica no es fácil, es más bien complicada para el que se inicia en investigación y si a eso le asociamos el hecho que no es de interés de los alumnos, las cosas se ponen más difíciles, en todo caso, frente a las posturas autoritarias y/o dogmáticas, que se asumen, concuerdo totalmente con Marco Aurelio Denegri, que en un programa televisivo citó a Mao Tse-Tung quién dice: “Quién no ha investigado, no tiene derecho ha hablar…”
El libro Desafíos de la investigación plantea varias soluciones a este problema, entre las más importantes tenemos las siguientes:
HACIA UNA REFORMULACIÓN DE LA TESIS UNIVERSITARIA
La Pontificia Universidad Universidad Católica del Perú (PUCP) ha abierto  la posibilidad de replantear los requisitos  y características de la tesis de licenciatura. Según el Vicerrectorado Académico una tesis es un artículo, de una extensión de aproximadamente 40 páginas, que sea básicamente teórico. No se exige que la tesis tenga una base empírica (2006: 49).
“Para el título profesional, se espera un trabajo monográfico serio, con un tema preciso y una extensión de alrededor de 40 páginas. Debería ser la muestra de que el egresado puede manejar un tema desde el punto de vista del trabajo intelectual, lo que supone estructurar su desarrollo, expresarlo con claridad, sustentarlo en la teoría existente, y exponerlo y defenderlo adecuadamente. No tiene que ser un trabajo original pero sí una expresión escrita y debidamente hecha”( 2006: 49).
“En la PUCP se están discutiendo nuevos criterios que permitan incrementar el número de tesis mediante la disminución de las exigencias pues se piensa que éstas resultan desproporcionadas, excesivamente rigurosas en comparación con otras universidades del mundo. Es decir hay un creciente consenso en torno a que la universidad exige actualmente más de lo que los estudiantes están en capacidad de producir” (2006: 49).
“Hoy en día se deja a criterio de cada especialidad el  establecer los medios para obtener el grado de licenciatura. En Filosofía, por ejemplo, se ha eliminado la tesis, de modo que la licenciatura se consigue por medio de un examen de grado. En Literatura se ha decidido que la tesis sea ahora un artículo. En Sociología, las cosas se encuentran en una “paralización latente”. Es decir, no ha habido mayores cambios, pero hay expectativas en torno a la conveniencia de una simplificación de la tesis” (2006: 50).
Si bien esta iniciativa tiende a facilitar la obtención de la licenciatura y a pesar del estado de cosas anteriormente expuestas, es necesario insistir en la importancia que tiene la investigación para la comunicación, sobre todo ahora que se insiste que los planes de estudio deben, además de la transmisión de conocimiento, desarrollar habilidades, actitudes y valores en los estudiantes, por lo que las clases y proyectos de metodología son fundamentales para desarrollar capacidades de análisis y síntesis, así como el trabajo en equipo, la honestidad intelectual y el compromiso con el análisis crítico de los procesos sociales y comunicativos estudiados.
INVESTIGACIÓN DESDE LA DOCENCIA
“Si partimos de la base de que la mayoría de nuestras universidades no cuenta con financiamientos y apoyos para la apertura y funcionamiento de centros de investigación o para la realización de proyectos formales de investigación, no cabe duda de que la mejor estrategia posible es apoyarnos en la investigación desde la docencia. ¿En qué consiste ésta? En el planteamiento de proyectos de investigación ambiciosos, relevantes y cuidadosamente diseñados por parte del profesor que se lleven a cabo en el espacio y el tiempo ocupado por los cursos de metodología” (2006: 144).

La investigación como espacio de producción de conocimiento y lugar pedagógico, nos invita también a repensar las formas establecidas para la obtención de la licenciatura y a unirlos a estilos de enseñanza y aprendizaje que busque promover las pedagogías participativas. Ellas son, desde nuestro punto de vista fundamentales para la enseñanza de la investigación, pues en lugar de tener 10 investigaciones regulares tendríamos una sola, pero bien realizada de sumo interés y provecho, basadas en metodologías de aprendizaje colaborativo.
Hay todavía más por explorar y discutir de este importante libro, que abre paso a una toma de conciencia respecto a la forma como se ha venido actuando, a la necesidad de replantear las metodologías empleadas, pero sobre todo de apertura del dialogo para encontrar soluciones acertadas y consensuadas que nos lleven al desarrollo que todos anhelamos.