Maria Luisa Rodríguez.
Periodista y escritora chilena
radicada en el Ecuador desde 1975. Fue editora del arte del diario Hoy y es
autora del libro de relato “Tentativas de amar a un monstruo”.
“...Las criaturas de esta realidad desaforada hemos
tenido que pedirle muy poco a la imaginación, porque el desafío mayor ha sido
la insuficiencia de recursos convencionales para hacer creíble nuestra vida”.
Gabriel García Márquez (Discurso ante la Academia del Nóbel de Suecia).
“Después de escribir la historia, tuve la sensación
de que había otra historia que no había contado”. Tom Wolfe.
UN JUGUETE
DESGARBADO
Su escenario fueron los locos años 60 en Estados
Unidos: el llamado nuevo periodismo es contemporáneo de la explosión de mayo
del 68 en París, la frustrada primavera de Praga y el “boom” de la literatura
latinoamericana.
Mientras surgía el pop art, y Jhon Lennon –“más
famoso que Jesucristo”- advertía: “Los de las butacas más baratas pueden
aplaudir: el resto puede hacer sonar sus joyas”. Estados Unidos se embarcaba en
una guerra injusta y absurda y se desvanecía la era dorada de la novela, fiesta
que tuvo su máximo esplendor en los 40 ...entonces se empezó a sentir un
extraño crujido en las salas de redacción...
Quizás todo empezó –quién podría asegurarlo- como un
imposible reportaje que Tom Wolfe amenazaba escribir para el Esquirre. Wolfe se
había sumergido en el atronador mundo de las carreras automovilísticas, pero el
famoso texto no llegaba. Su editor le pidió que escribiera una carta contando
todo lo que había visto, para que alguien le diera la forma adecuada. Resultado
del apuro o de la inspiración, salió un reportaje excelente y extraño: lo único
que se suprimió de la carta fue el “querido Bryan” con que comenzaba la historia.
“Este artículo no era por ningún concepto un relato
corto”, recuerda Wolfe, “pese al empleo de escenas y de diálogo, era difícil
explicar como era. Era una subasta de cosas usadas, bosquejos, retales de
erudición, fragmentos de notas, breves ráfagas de sociología, apóstrofes,
epítetos, lamentos, cháchara...”
“Y era el descubrimiento de que en un artículo se
podía recurrir a cualquier artificio literario, desde los tradicionales
dialoguismos del ensayo hasta el monólogo interior, y emplear muchos géneros
diferentes simultáneamente... para provocar al lector intelectual y
emotivamente...”
UN NUEVO
REALISMO
Luego de que en los años 50, la generación beat –con
Elvis Presley gritando “All right mama” antes de ser domesticado, y James Dean
de cuero negro y en moto listo para el suicidio-, la década de los 60
presenciaba el escandaloso aparecimiento de los hippies. La generación de las
flores surgía en medio del malestar de la abundancia, Vietnam era una guerra en
proceso de convertirse en síndrome. Y frente al sueño americano que amenazaba
con desbordarse como un pastel rancio, surge una contracultura que tiene su
expresión en los guettos marginales, en el rock y en la prensa underground.
La agitación no era sólo política. Uno de los
auténticos “peligros” de los años 60 fue su revuelta estética. Junto al
lenguaje alucinado del pop y el asombroso espectáculo de las nuevas multitudes
proclamando “haz el amor y no la guerra” se produce una agitación artística en
la comunicación, cuya primera plana fueron Ex Reed, Terry Southern, Nicholas
Tomalín, Barbara Goldsmith, Joe McGinnis, Robert Cristgau, John Gregory Dunne,
Norman Mailer, Truman Capote y Tom Wolfe.
Años después el movimiento había pasado
desapercibido para el planeta, salvo la proliferación –que pronto se
institucionalizaría casi hasta el congelamiento- de un nuevo lenguaje. Una
ruptura parcial con los códigos periodísticos establecidos. Salvo en nuestras
rezagadas costas, una sorpresa superada.
El nuevo periodismo no sólo quería romper con la
solemne verticalidad del lenguaje de una prensa que lo había heredado todo de
los caballeros ilustrados y victorianos del siglo XIX. “El nuevo periodismo
abarcaba el elemento de ficción inevitable de toda narración, negando el uso
del lugar común como contraseña y recurso válido” para este oficio urgente.
Los “nuevos periodistas” trabajaron sondeando las
superficies. Era un nuevo realismo, a veces una especie de hiperrealismo
literario. Y un esteticismo lúcido, descuidado y veloz. Se escribía en medio
del torbellino.
NOVELA DE
NO FICCIÓN Y PERIODISMO DE FICCIÓN
“los Ejércitos de la Noche”, de Norman Mailer, “The
Electric Kool-aid Acid Test” de Tom Wolfe, “A Sangre Fría” de Truman Capote,
son consideradas las cumbres del nuevo género, aunque Mailer y Capote son más
bien novelistas que merodearon en los terrenos de la no-ficción. En la tierra
de la realidad tal cual, donde el periodismo se cruza con la literatura.
Truman Capote se pasó cinco años reconstruyendo la
historia real de un crimen, Mailer describe las marchas sobre el pentágono, un
sentimiento de furor sobre el mapa noticioso de esa década convulsa. Wolfe
escribe sobre una comunidad de hermosos drogadictos en la margen ambigua del
futuro” no sólo describen la escena son parte de ella.
Por cierto llovieron las críticas: “...ofrecían
listas de errores de mi artículo sobre The New Yorker, listas maravillosas,
fantásticas y desconcertantes como la factura de una operación de cirugía
estética, a través de las cuales concluían que ahí estaba ese abominable nuevo
género –escribe Wolfe- esa forma bastarda, ese paraperiodismo” se combatía en
la margen ambigua del futuro...
EL
PERIÓDICO TÓTEM
“Y ese mismo día, un periódico que todavía se llama
L’Humanité, denunciaba a Daniel Cohn Bendit, judío alemán, intruso extranjero
metido en casa ajena” Julio Cortazar (Último Round).
Pero el sistema demostró su conocida capacidad de
digerir lo indigerible, lanzó a los mercados mundiales el hippie look, el
guerrillero look, y una vez pasada la euforia y perdida la guerra, las feministas
vuelven al hogar de la doble jornada y el trabajo invisible, los rebeldes se
cortan el pelo y se desintoxican si pueden o cambian el asfalto de la protesta
por un sembrío de zanahorias. El
periodismo recupera la cordura y Norteamérica se prepara para sus
próximas décadas de hegemonía mundial.
“La mayoría silenciosa y la represión presionaron
fuerte para que este delirio underground saliera del centro del sueño
público...”
Habría que agregar que no se puede vivir
permanentemente en la ruptura. Que toda ruptura termina por convertirse en
tradición.
Pero, se había cuestionado a un periodismo oficial,
establecido a nivel de tribunas omniscientes –las editoriales- y de
semi-verdades congeladas -las noticias- para ejercer la palabra con la libertad
de un nuevo estilo de narración eminentemente subjetivo y creativo.
EL
PERIÓDICO DE AYER
“Los lectores se aburrían hasta las lágrimas sin
comprender por qué. Cuando se topaban con ese tono beige pálido, todo empezaba
a señalarles que ahí estaba otra vez ese palmazo familiar, el “periodista”, una
mente pedestre, un espíritu flemático, una personalidad apagada, y no había
forma de desembarazarse de esa rutina desvaída como no fuera abandonar la
lectura... La voz del periodista medio tenía que ser como la voz del locutor
medio, un ronroneo, un zumbido...”
Tom Wolfe tiene la deferencia, o el optimismo, de
poner esta crítica en pasado. Cuando dos décadas después, ese fondo neutral,
con pequeños toques de color, sigue siendo la norma.
Y Wolfe se defiende a sí mismo como un ex-periodista
tótem:
“El periódico tótem es aquel que la gente compra no
para leerlo, sino para tenerlo físicamente. Y tienen el periódico para una
mirada rápida pero total. El punto de vista es el pastel de mamá”.
Declarando la muerte irremediable de la gran novela
norteamericana, sepultada bajo varias toneladas de flores psicodélicas, papel
de diario y otras formas de la no ficción, Wolfe llega a la conclusión de que
los adelantados del nuevo género tenían “todos” los años 60 locos, obscenos,
empapados de drogas, rezumantes de concupiscencia, para ellos solos”. “¡Que los
periodistas les arrebataran la técnica a los novelistas!”.
Y la fuerza de comunicación emotiva, de absorber al
lector, de realidad debía derivar de cuatro procedimientos básicos:
- La
construcción escena por escena del relato recurriendo lo menos posible a
la narración histórica.
- El
registro del diálogo en su totalidad.
- El
punto de vista en tercera persona. La presentación de cada escena a través
de un personaje en particular.
- Narrar
el entorno de los personajes. “Los gestos, hábitos, mobiliario, ropa,
estilos, detalles simbólicos del estatus, del esquema de bienes y
comportamientos a través de los cuales las personas expresan su posición
en el mundo”.
Y QUE LAS
ESCENAS TENGAN LUGAR DELANTE DE TUS PROPIOS OJOS
Nicholas Tomalín comienza así su reportaje “El
general sale a exterminar a Charlie Cong”. “El pasado viernes después de un
almuerzo ligero el general James F. Hollingswort, del Halcón Rojo despegó en su
helicóptero y mató a más vietnamitas que todas las tropas a su mando”.
Por su parte Red Rex autor de ¿Duerme Usted Desnuda?
Hace otra cosa con la entrevista:
“Ella está ahí de pie, sin ayuda de filtros contra
una habitación que se derrite bajo el calor de sofás anaranjados, paredes color
lavanda y silla de estrella de cine a rayas crema y menta, perdida en medio de
ese hotel de cupidos y cúpulas con tatos dorados como un pastel de cumpleaños,
que se llama Ragency. Una lluvia helada golpea las ventanas y acribilla Park Avenue
mientras Ava Gardner anda majestuosamente en su rosada jaula leche malta cual
elegante leopardo”.
“Tu problema principal –dice Wolfe- es sencillamente
que consigas permanecer con la persona sobre la que vas a escribir el tiempo
suficiente para que las escenas tengan lugar delante de tus propios ojos”.
“El problema principal radica en tomar contacto con
completos desconocidos, meterse en sus vidas de alguna manera, hacer preguntas
a las que no tengas derecho natural a esperar respuesta, pretender ver cosas
que tú no tienes por qué ver, etc.”
Además, propone el vértigo de una escritura “con
volumen”. Un texto cargado de interjecciones, puntos suspensivos, guiones,
interrogaciones, una puntuación insólita, dislocada, gestual. Por lo menos
resultaba inevitable detenerse ante un artículo titulado por ejemplo: “Ahí
viene (¡Vruuuum! ¡Vruuuum!) ese embellecido cochecito aerodinámico (¡Rahghhhh!)
fluorescente (Tphhhhh) doblando la curva (Brummmmmmm)”. O frente a una frase
con una serie de :::::: en la mitad.
Los títulos son sus armas de doble calibre, llaman a
Gary Grant “El amante de la burguesía”, a Cassius Clay “La boca maravillosa” a
Kennedy “Superman en el supermercado” (Norman Mailer). En medio de esta serie
de títulos góticos reluce el de un célebre (en su momento) equipo
escritor-reportero Gary Wills y David Demaris: “Todos me conocen: ¡soy Jack
Ruby!”.
Un oscuro
antecesor es un reportero mal pagado llamado Jim Breslin “trabajaba como un
energúmeno. Al entrar en ignición (producto del vapor de suficiente cantidad de
cigarrillos y café) comenzaba a teclear” escribía sobre la mafia de Nueva York
en vivo y en directo”.
La mañana no estaba nada mal, el patrón Tony
Provenzano, que es uno de los capos de la Unión de camioneros, recorría arriba
y abajo el pasillo que da paso a este Tribunal de Newark, con una pequeña
sonrisa en el rostro mientras sacudía por todas partes la ceniza de una
boquilla blanca”.
“-Hace un día estupendo para pescar- decía
Provenzano – Tendríamos que salir y hacernos con unas truchas”.
“Luego separó las piernas para abordar a un tipo
gordo que se llamaba Jack, que vestía un traje gris. Tony sacó la mano
izquierda como si lanzara un anzuelo sobre ese Jack. El diamante que Tony
llevaba en el meñique centelleó a la luz que entraba por las altas ventanas del
pasillo, luego Tony se ladeó y le pego a Jack una palmada en el hombro con la
mano derecha.
“-siempre en el hombro- rió una de los individuos
que estaba en el pasillo. Tony siempre sacude a Jack en el hombro”.
Madia hora después, el juez lo condena a siete años
de prisión y Provenzano comienza a retorcer el anillo en el dedo meñique. Al
final, Breslin enfoca en una cafetería al fiscal merendando escalopa y ensalada
de frutas. “No llevaba nada que brillase en la mano. El tipo que ha hundido a
Tony no tiene una anillo de diamante en el meñique”.
Muy norteamericano, en verdad. Una narración con
aire de thriller, con buenos y malos, y suspenso, Breslin como Wolfe, que
utiliza la secuencia y la caligrafía de las tiras cómicas (bruuuummm),
manifiesta un contacto natural con los géneros “menores” de la literatura.
REALISMO
MÁGICO. REALISMO UTÓPICO
En América Latina, el realismo mágico sigue siendo
la clave para descifrarnos. Gabriel García Márquez, Julio Cortazar, Eduardo
Galeano, José Donoso, Juan Rulfo, Jorge Amado, Carlos Fuentes, han escrito a
partir de la magia con la que convivimos sin sorprendernos ni comprenderla...
En el reportaje de la Marquesita de la Sierpe,
escrito en 1954 por Gabriel García Márquez, aparece por primera vez esa figura
matriarcal, dulce, feroz y tenaz que es a la vez Úrsula Iguarán, la Mamá
Grande, la Abuela Desalmada, etc.
La Marquesa de la Sierpe es dueña de un territorio
que tiene como límite “una orilla donde se acaba el mundo y está custodiada por
un toro negro con pezuñas y cuernos de oro”. Personaje real e irreal a la vez,
esta mujer que García Márquez no necesitó inventar, “era una especie de gran
mamá de quienes le servían en la Sierpe”, y “su ganado era tanto que duraba
pasando más de nueve días”.
En esos personajes que García Márquez realizó entre
1954 y 1955 para El Espectador de Bogotá, se pasean los personajes de sueño e
infortunio que después aparecen en sus relatos. Y se mezclan
desprejuiciadamente con el Papa en Castelnovo, Sofía Loren y Gina Lollobrigida.
Y después de todo ¿quién se extraña de que alguien
vuele sobre el Caribe o sobre el dulce y seco valle de Chota?.
En la sierra ecuatoriana, un hombre inventa un carro
con instrumentos de trapiche, lo saca en hombros hasta la carretera y semanas
después descubre Quito. Un comerciante se declara aprendiz de brujo y agrega
tranquilamente que ha visto al diablo y
que “tiene una especie de cachitos”. Un esmeraldeño “coge la pisada” de un
enemigo en la arena y éste muere.(Reportajes aparecidos en la Revista Nueva
entre 1978 y 1983). Locura, tradición, poesía, cosmovisión mítica, todo se
junta en los testimonios de una cultura indígena y mestiza que mantiene y
sincretiza sus valores en el Ecuador post-moderno...
Como dice Julio Cortazar, “la locura merece ser
elogiada cuando la razón, esa razón que tanto enorgullece a occidente, se rompe
los dientes contra una realidad que no se deja ni se dejará jamás atrapar por
las frías armas de la lógica, la ciencia pura y la tecnología”.
Así, el realismo mágico desemboca en una suerte de
realismo utópico, que se afirma en la contradicción y rescata la posibilidad de
la utopía, la locura de tender a un mundo donde Sueño y Razón no se devoren...
Veinte años después de que los estudiantes
escribieron en los muros “seamos realistas, pidamos lo imposible”, el
periodismo, como todo lo que concierne al lenguaje en América Latina, debería
seguir siendo una fecunda interrogación. Aunque Zavalita el personaje central
en “Conversación en la Catedral” de Mario Vargas Llosa, afirma: “el periodismo
no es una vocación, sino una frustración. Una amable advertencia para quienes
escriben en esa tierra de nadie que hay en la frontera entre el periodismo y la
literatura.
Eduardo Galeano afirma, en una conversación en
Quito: “trato de situarme en ninguna frontera. De encontrar un espacio sin
fronteras, o ser capaz de fundarlo... No creo en las fronteras, ni en las
fronteras entre los países, ni las fronteras que las culturas artificialmente
dibujan entre el alma y el cuerpo, o entre la vida pública y la vida íntima, o
entre el lenguaje oral y el lenguaje escrito. O entre los géneros literarios
que tienen guardias aduaneros a cargo de críticos y profesores, que son los que
se encargan de decir hasta aquí llega el territorio de la poesía y aquí empieza
el del ensayo, y aquí termina la novela...”
“-O hasta aquí llega el periodismo...-“
“El periodista siempre fue despreciado, como una
especie de bajo fondo de la literatura”.
“El propio periodista se autodesprecia. Yo pienso
que es por comodidad, se autodesprecia porque así no tiene que escribir bien...
Hay clases sociales en la literatura digamos”.
“-¿Es una clase social más obediente?-“
“Pero también los escritores de temas políticos,
económicos, históricos, sienten que tienen como una especie de póliza contratada, que les permite escribir mal y
ser aburridísimos, porque eso no es literatura... Es no ficción, para usar esta
cosa horrible. Pero ¿dónde acaba la frontera, entre la ficción y la no ficción?.
La realidad delira de modo tan loco, es la mejor poeta de sí misma, quizás
nadie pueda construir ficciones tan locas como la realidad...”
Y con respecto a la presencia en América Latina, de
un nuevo periodismo menos cómodo y experimental, Galeano concluye: “Si yo creo
que las cosas más interesantes se están haciendo en esas áreas, que no son las
visitadas por los críticos”.
Mientras tanto, cuando el periodismo (nuestro
“cómodo” periodismo de todos los días) se aproxima a la ficción, cuando abarca
el elemento ficticio que hay en toda narración, es cuando más se acerca a la
múltiple e incesante realidad. Al tratar simultáneamente de dar cuenta de
varios planos y al romper el cliché (que nos permite “entendernos” tan rápido)
encuentra una aproximación decisiva en esa distancia agotadora que existe
“entre las imágenes y las cosas, entre las palabras y las cosas”.
Después de todo el cine ya lo hizo. Cualquier
espectador de Kung-Fu para no hablar de los habitués de Glauber Rocha, Carlos
Saura, Fessbinder o Herzog, lee correctamente un flash-back, un travelling
sobre el tiempo y sabe que una historia se puede contar tranquilamente con el
comienzo al final y viceversa.
“Quijote y Sancho son los primeros personajes
literarios que se saben escritos mientras viven las aventuras que están siendo
escritas sobre ellos. Colón en tierra nueva, Copérnico en los nuevos cielos, no
operan una revolución más asombrosa que ésta de don Quijote al saberse escrito,
personaje de un libro titulado “El Ingenioso Hidalgo Don Quijote de la Mancha”.
(Carlos Fuentes. Discurso al recibir el premio Cervantes, abril de 1988).
En Ecuador en los últimos años sucede un hecho
monumental: se multiplican geométricamente (cual espiral inflacionaria) los
lectores de periódicos. Un nuevo medio -el diario Hoy- surge sobre un periodismo
tradicional y desafiado por los medios audiovisuales, amenazado de muerte por
aburrimiento en “virtud” de un lenguaje anquilosado. “La locura de don Quijote
-nos recuerda aún Fuentes– y de su descendencia es una santa locura: la locura
de la lectura. Su biblioteca de caballería es su refugio inicial”.
Quizás fue la novela nuestro refugio inicial. En los
años 70 el boom de la literatura latinoamericana estableció nuestro derecho a
la palabra. Por primera vez, América Latina es escuchada, leída, con verdadero
respeto. El nuevo mundo tenía nuevas cosas que decir. Y formas nuevas de
decirlas.
“¿Quién me manda a viajar con locos? Es la primera
línea de “Al empalme, ñaño loco” de Pablo Cuvi “todo era cuestión de decirle
que no al loco Ramírez, pero con esos ojos de perro apaleado que me puso (dos
divorcios al hilo y una futura madre buscándole a sol y a sombra) ni como
negarse. Al loco le había conocido en Quevedo, allá por los años 70, cuando
supuestamente organizaba programas musicales de radio y parrandas ambulantes.
Él mismo se definía como una fiera para una hembra y un sablazo y un inútil
para todo lo demás. Años después logró detectarme en Quito y cada cuando me
aliviaba de unas . Pero ayer me andaba rondando a nombre de Jueves Santo. Para
eludirlo, le informé escuetamente que me iba a la costa por el páramo de
Millín. Grandioso error. ¡Llévame ñaño! Respondió ipso ipso, “por esos páramos
estoy salvado”.
Francisco Febres Cordero (que se delara fracasado en
el Periodismo también actúa de personaje en sus textos. Sus entrevistas rompen
con toda la formalidad del periodismo ecuatoriano. Instalan la duda en un
territorio pavimentado de verdades fijas –“pocas ideas, pero fijas”- de las
eternas afirmaciones estereotipadas acerca de la pintura, por ejemplo:
“como que el lápiz a (Jaime) Zapana le está
hirviendo en la mano. Le está picando en las yemas de los dedos. Como que le
molesta que las formas sean tan formales. Como que de su gran dominio de la
línea va a pasar al desdibujo. ¿Cómo?. Yo qué sé pues”.
“Y Jaime Zapana me dice que no sabe hablar. Que sabe
pintar. Y yo le digo, cortesísimo, que no se preocupe, que yo tampoco sé
hablar. Entonces esta entrevista se
quedo muda, porque ninguno de los dos daba su brazo a torcer. Y así
transcurrieron aproximadamente tres horas, en que nos entendimos por señas. Que
no las reproduzco ahora, porque yo al contrario que él, no sé pintar. Pero en
cambio sé andar en bicicleta, actividad que lamentablemente, para fines
periodísticos no sirve para nada”.
“Hasta que en determinado momento le dije que ya no
fregara y se pusiera a contar cosas. Y él me contó estas con la condición de
que luego las pusiera en castizo, sin hacerle quedar como inlocuaz”.
“Retrotraigamos en tiempo en dos años y medio
aproximadamente. Fue entonces cuando hice en esta misma sala, mi última
exposición. De aquel periodo a éste han ocurrido cosas importantes en mi
vida... La angustia de pintar me ha atormentado más. Casi hasta la
desesperación. He estado buscando cosas nuevas, y más que eso, un camino, una
temática, una forma de expresión. Todo lo cual es muy, muy tortuoso (él dijo
jodido, pero yo, cumpliendo con la misión que me encomendó traduzco la
palabreja)”.
“Estaba metido en la corriente del realismo puro (él
dijo que andaba metido en la onda), pero me volqué a crear un mundo más libre,
más arbitrario (de acelere dijo)”.
Es verdad que hay otros jóvenes periodistas que se
leen con gusto (Javier Ponce y Carla Dávalos, por ejemplo), pero F. Febres
Cordero y Cuvi tienen asegurado el estrellato de la “incomodidad” (Galeno
Dixit) periodística.
“La fotografía, según un lugar común que no quisiera
pasar por alto (de una señora llamada Susan Sontang) es un artefacto”, dice
Pablo Cuvi. Pero decir que la cámara no miente, es la mentira más cerdosa del
mundo”.
“Basta ver las postales turísticas o los retratos a
contraluz de las damas que tienen los segundos contados...”
“La magia del encanto de la fotografía, radica en el
encuentro deliberado entre esos dos campos. Cualquier foto, por mala que sea,
no es un reflejo objetivo de la realidad, sino una interpretación. Es mejor
asumirla así de entrada y no de salida. Y toda palabra es también una
interpretación de la realidad. Hay un abismo que nunca se acaba de salvar entre
las palabras y las cosas, entre las imágenes y las cosas. Cualquier texto
verbal o escrito es una recreación, que se mueve en ese terreno ambiguo, entre
lo que llamamos ficción o literatura”.
“-¿Tú llamarías a eso periodismo-ficción, por
ejemplo?-...”
“Todo es periodismo ficción, si vamos por eso: como
dicen los textos de semántica, las palabras sirven para mentir”. Y la mentira
es mucho más escandalosa cuando viene acompañada de número y fotos. El
periodismo y los juicios penales no se mueven entre la verdad y la mentira,
sino en el terreno de la verosimilitud...”
“Frente a un periodismo que se definía como objetivo
y prohibía la inmersión descarada del periodista en el texto, el Nuevo
Periodismo utiliza la primera persona y una serie de recursos narrativos
desarrollados por la literatura. Pero como todo, el momento en el que se
convierte en moda, se vuelve bastante insoportable”.
“-¿Entonces tú tendrías que volver a escribir
objetivamente?-“
“No hay para qué retroceder. Lo que yo pienso es que
ya en el Ecuador las primeras personas nos comienzan a agobiar”.
“-¿Tú también estas cansado de tu primera
persona?-“.
“Yo también estoy cansado de mi primera persona”
(fin de la entrevista).
Queda todavía media carilla en este alegato por una
prensa nueva... Que en el fondo no sea quizás más que un alegato por espacio en
nombre de los nuevos escritores. Espacio laboral, espacio de expresión,
sentimiento de desafío frente a un medio de comunicación tan vital como la
prensa...
Un desarrollo del reportaje en el Ecuador es una
viaje limitado, que significa ver y verse. Por ahí pasa la célebre apelación a
la identidad, a la recuperación de un “nosotros” sin complejos.
Pero como dice Francisco Febres Cordero el “pájaro”:
“El lenguaje intelectual es tan distinto del
lenguaje cotidiano. Por eso yo siempre he hecho pendejadas en la vida”.
“Le dan el premio Nóbel a William Golding, el autor
de “El señor de las moscas”. Y yo escribí: “Para quienes hemos seguido de cerca
la literatura inglesa, no es una sorpresa este premio que ha concedido la
Academia Sueca a Golding. Y detallaba los aquilatados méritos del autor. Hice
una cosa absolutamente erudita. Y al final dije: “A los que hemos seguido de
cerca la literatura inglesa, no nos sorprende este premio, por que yo no tengo
idea quien sea William Golding, y todo esto lo saque de las solapas”.
CONCLUSIONES
LA
GOLONDRINA EN EL MOTOR
Pasado el furor del estilo de los Estados Unidos de
la década del 60, el nuevo periodismo es una onda que se propaga lentamente. Y
que “empata” con el surgimiento de una literatura latinoamericana que rompió
los espacios compartimentados del costumbrismo, la academia y el saber oficial,
y se instaló en la conciencia colectiva con la fuerza traumatizante de la
telenovela y el fútbol...
La conexión se produce entre las nuevas generaciones
de escritores marcados por el lenguaje de “exploración” de los autores del
boom, a partir, de una revaloración de lo testimonial y lo coloquial. Es
también la afirmación de un margen que expande el universo: la marginalidad de
un “territorio poco visitado por la crítica”. Como dice Galeano, define un
espacio donde la libertad comienza por una actitud más o menos esnob y termina
siendo una interrogación necesaria.
Pero el nuevo periodismo no pretende abarcarlo todo,
ni tomarse todo el espacio. Antitotalitario por esencia, solo aspira a expresar
nuevas cosas de nuevas maneras. Con eso tiene bastante. La búsqueda de un decir
en concordancia con la dicho. La necesidad de dar cuenta de lo simultáneo,
multiforme, vertiginoso, complejo o absurdo de la realidad.
La toma de este derecho de expresión, propicia, por
cierto, otros derechos. Y el derecho de los otros. Es el planteamiento de una
prensa viva, con múltiples voces, donde el individuo no naufrague en la masa
indiferenciada y obediente de una forma neutral, apta para el consumo
inmediato. No niega esa forma, la sabe de alguna manera, necesaria. El “nuevo
periodista” –sí existe- es solamente la golondrina en el motor.
REFERENCIAS
BIBLIOGRÁFICAS
- Michael
Jonson. “El nuevo periodismo”.
- Gabriel
García Márquez. “Crónicas y reportajes”
- Julio
Cortazar. “Argentina, años de alambradas culturales”.
- Julio
Cortazar. “Último round”.
- Pablo
Cuvi. “Al empalme, ñaño loco”. Revista Diners Nº 59.
- Tom
Wolfe. “El nuevo periodismo”. Editorial Anagrama.
- Francisco
Febres Cordero. Diario Hoy. Noviembre de 1983.
- María
Luisa Rodríguez. “En la costa del pájaro febres”. Diario Hoy. 31 de
octubre de 1987.
- María
Luisa Rodríguez. “Pablo Cuvi con los minutos contados”. Diario Hoy, 16 de
julio de 1988.
- María
Luisa Rodríguez Eduardo Galeano. “la gente me regala historias”. 17 de
agosto de 1988.