DESAFÍOS DE LA
INVESTIGACIÓN UNIVERSITARIA
BIELICH SALAZAR, Claudia y Otros
Departamento Académico de Comunicaciones
Pontificia Universidad Católica del Perú
Lima - Perú 2006
¿Qué podemos esperar y qué podemos hacer de la investigación
en nuestras universidades? Es uno de los artículos que componen el libro
“Desafíos de la Investigación Universitaria” publicado por el Departamento Académico
de Comunicaciones de la Pontificia Universidad Católica del Perú (PUCP), nada
más apropiado para referirse a la situación que atraviesan los estudiantes para
obtener su licenciatura y que pone en relevancia la pedagogía de la
investigación y con ello la figura del estudiante y la relación particular que
desarrolla con el docente.
Para entender la perspectiva de algunos docentes hay que revisar otro artículo del Dr. Gonzalo Portocarrero Maisch y de la
Bach. Caludia Bielich Salazar, que se preguntan ¿Por qué los estudiantes no
hacen sus tesis?, en donde se refiere a un comentario que hizo un profesor y que califica como muy interesante: Los
profesores no son jóvenes, tienen mucho que hacer y asesorar más de tres tesis
es francamente imposible. Además asesorar es difícil porque implica trasladarse
a otra manera de ver las cosas, a temas que de repente no interesan tanto y que
no se conocen lo suficiente. En el mismo sentido, asesorar implica mucha
paciencia, atención y buena voluntad. Cosas que, por cierto, no abundan hoy en
día, puesto que todos los profesores están comprometidos en demasiadas
actividades. En síntesis, la asesoría de tesis no es percibida como “rentable”
o interesante para los profesores. En todo caso, sería una cuestión de vocación,
de tomar el gusto a algo gratuito, convirtiéndolo en gratificante. De hecho las
tareas de asesoría no son reconocidas en las horas lectivas del profesor.
Tampoco de otro lado, implican una remuneración extra” (2006:48).
Mientras que desde la perspectiva de los docentes el Dr.
José Carlos Lozano Rendón nos dice: “Seamos sinceros. Al alumno de carreras y
maestrías de ciencias de la comunicación en América Latina la investigación
científica de su campo le tiene sin cuidado. Probablemente se haya inscrito por
su pasión por el cine y sus deseos de convertirse en cineasta, guionista o por
lo menos, productor de películas y cortos. También puede ser que su interés sea
el diseño de páginas web o el aprendizaje de conceptos y el desarrollo de
habilidades que le permitan manejar la comunicación en empresas u organismos
privados o públicos. O quizás haya revisado el plan de estudios y le haya
convencido la escasez de materias relacionadas con matemáticas y estadística.
Pero difícilmente habrá entrado a estudiar la carrera o la maestría por un
interés apasionado en responder interrogantes sobre los efectos, usos o
funciones de los medios de comunicación o sobre los procesos de interacción
humana que dependen de estrategias organizacionales, interculturales o interpersonales”
(2006: 139).
Esta es una realidad que hemos conocido desde siempre, pero
más interesante aún es lo que dice a continuación: “En forma aparentemente
ezquizofrénica, sin embargo, los planes de estudio revuelven materias de
teorías y de metodologías con los laboratorios de foto, radio, televisión,
video, cine y producción digital o los talleres y seminarios de publicidad,
relaciones públicas, comunicación gráfica, organizacional y periodismo. En un
supuesto aventurado, los profesores asumimos que los alumnos podrán ligar y
conectar tan disímbolas materias realizando un triple salto mortal que ninguno
de nosotros ha logrado o intentado siquiera: aplicar las teorías y los métodos
en el momento en que el joven realice un cartel publicitario o filme un
cortometraje o grabe un video” (2006:140).
No hay nada más cierto en la anterior afirmación que lo del
“triple salto mortal”. Somos de la opinión que antes de pretender realizar una
reestructuración en la currícula universitaria de comunicación es necesario
evaluar lo que está ocurriendo con la continuidad, actualización y nexos que
debieran tener las asignaturas, así como las carencias que presentan los
contenidos silábicos que en algunos casos distan mucho de lo que debieran ser
realmente o la sobreposición de contenidos en diferentes materias, que además
se convierten en puramente teóricas y sin un sentido aparente, para el
estudiante. Así que antes de querer cambiar las currícula está el conocer los
problemas que presenta la actual, de lo contrario corremos el riesgo de
reproducir las mismas deficiencias.
Hay que resaltar además que al culminar los estudios, el
estudiante tiene que integrar todos los conocimientos aprendidos para poder
elaborar una tesis con la que obtenga su licenciatura, una barrera aparentemente
infranqueable, en algunos casos traumante y casi siempre un camino tortuoso,
cuando muchos de los profesores no lo han logrado ni intentado siquiera, sino
que recuerden los cursos de actualización para la titulación y el hecho que en
la universidad se investiga muy poco o nada en algunos casos, pero que sin
embargo son feroces dictaminadores de lo que está bien y está mal en una
sustentación, aunque muchas veces estén en flagrantes errores, que los
graduandos por falta de conocimiento y experiencia no saben reconocer y refutar
y es que la metodología de la investigación científica no es fácil, es más bien
complicada para el que se inicia en investigación y si a eso le asociamos el
hecho que no es de interés de los alumnos, las cosas se ponen más difíciles, en
todo caso, frente a las posturas autoritarias y/o dogmáticas, que se asumen, concuerdo totalmente
con Marco Aurelio Denegri, que en un programa televisivo citó a Mao Tse-Tung
quién dice: “Quién no ha investigado, no tiene derecho ha hablar…”
El libro Desafíos de la investigación plantea varias
soluciones a este problema, entre las más importantes tenemos las siguientes:
HACIA UNA
REFORMULACIÓN DE LA TESIS UNIVERSITARIA
La Pontificia Universidad Universidad Católica del Perú
(PUCP) ha abierto la posibilidad de
replantear los requisitos y
características de la tesis de licenciatura. Según el Vicerrectorado Académico
una tesis es un artículo, de una extensión de aproximadamente 40 páginas, que
sea básicamente teórico. No se exige que la tesis tenga una base empírica
(2006: 49).
“Para el título profesional, se espera un trabajo
monográfico serio, con un tema preciso y una extensión de alrededor de 40
páginas. Debería ser la muestra de que el egresado puede manejar un tema desde
el punto de vista del trabajo intelectual, lo que supone estructurar su
desarrollo, expresarlo con claridad, sustentarlo en la teoría existente, y
exponerlo y defenderlo adecuadamente. No tiene que ser un trabajo original pero
sí una expresión escrita y debidamente hecha”( 2006: 49).
“En la PUCP se están discutiendo nuevos criterios que
permitan incrementar el número de tesis mediante la disminución de las
exigencias pues se piensa que éstas resultan desproporcionadas, excesivamente
rigurosas en comparación con otras universidades del mundo. Es decir hay un
creciente consenso en torno a que la universidad exige actualmente más de lo
que los estudiantes están en capacidad de producir” (2006: 49).
“Hoy en día se deja a criterio de cada especialidad el establecer los medios para obtener el grado
de licenciatura. En Filosofía, por ejemplo, se ha eliminado la tesis, de modo
que la licenciatura se consigue por medio de un examen de grado. En Literatura
se ha decidido que la tesis sea ahora un artículo. En Sociología, las cosas se
encuentran en una “paralización latente”. Es decir, no ha habido mayores
cambios, pero hay expectativas en torno a la conveniencia de una simplificación
de la tesis” (2006: 50).
Si bien esta iniciativa tiende a facilitar la obtención de
la licenciatura y a pesar del estado de cosas anteriormente expuestas, es
necesario insistir en la importancia que tiene la investigación para la
comunicación, sobre todo ahora que se insiste que los planes de estudio deben,
además de la transmisión de conocimiento, desarrollar habilidades, actitudes y
valores en los estudiantes, por lo que las clases y proyectos de metodología
son fundamentales para desarrollar capacidades de análisis y síntesis, así como
el trabajo en equipo, la honestidad intelectual y el compromiso con el análisis
crítico de los procesos sociales y comunicativos estudiados.
INVESTIGACIÓN DESDE
LA DOCENCIA
“Si partimos de la base de que la mayoría de nuestras
universidades no cuenta con financiamientos y apoyos para la apertura y
funcionamiento de centros de investigación o para la realización de proyectos
formales de investigación, no cabe duda de que la mejor estrategia posible es
apoyarnos en la investigación desde la docencia. ¿En qué consiste ésta? En el
planteamiento de proyectos de investigación ambiciosos, relevantes y
cuidadosamente diseñados por parte del profesor que se lleven a cabo en el
espacio y el tiempo ocupado por los cursos de metodología” (2006: 144).
La investigación como espacio de producción de conocimiento
y lugar pedagógico, nos invita también a repensar las formas establecidas para
la obtención de la licenciatura y a unirlos a estilos de enseñanza y
aprendizaje que busque promover las pedagogías participativas. Ellas son, desde
nuestro punto de vista fundamentales para la enseñanza de la investigación,
pues en lugar de tener 10 investigaciones regulares tendríamos una sola, pero
bien realizada de sumo interés y provecho, basadas en metodologías de
aprendizaje colaborativo.
Hay todavía más por explorar y discutir de este importante
libro, que abre paso a una toma de conciencia respecto a la forma como se ha
venido actuando, a la necesidad de replantear las metodologías empleadas, pero
sobre todo de apertura del dialogo para encontrar soluciones acertadas y
consensuadas que nos lleven al desarrollo que todos anhelamos.
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